March 2011
Spanish issue 12
Issue Editor: Mois Benarroch
Editor: Klaus J. Gerken
Production Editor: Heather Ferguson
European Editor: Mois Benarroch
Contributing Editors: Michael Collings; Jack R. Wesdorp; Oswald Le Winter
Previous Associate Editors: Igal Koshevoy; Evan Light; Pedro Sena
ISSN 1480-6401
CARLOS SALEM:
EL ENCAJE DE LAS FIEBRES, EL MILAGRO DE LA SED
Por
Ana Pérez Cañamares
A Carlos Salem, en persona, yo lo habré visto un par o tres de veces y siempre en su bar. Y si cada vez me ha parecido que reanudábamos
una conversación ya vieja, es porque al alma de Carlos ya me había asomado unas cuantas veces, en cada poema suyo. Carlos también
tiene un bar en su alma, un local acogedor, por el que pasa la vida, un lugar lleno de llanto, risas y un rincón en el que sentarse cuando
todos se han ido y escribir las palabras que lo cuentan todo. Hasta a dios le ha podido la curiosidad y se ha asomado por su bar.
A través de los poemas de Carlos, se intuye que ha estado en el centro de la vida, y sin embargo se las ha apañado para retirarse a sus
márgenes para relatar lo vivido; ha sacado tiempo, arrancado a la noche, al dolor, al amor y a las resacas, para celebrar y maldecir, como
han de hacer todos los buenos poemas; y con una vitalidad, “eufóricamente triste”, que se contagia.
“tengo tanta hambre de vida
que me como la mía a dentelladas
y sin descongelar
lo suficiente”.
Si habla de Bukowski, no es casualidad ni impostación. De él toma la ternura del que ha visto la humanidad en el fracaso; sin cansancio
en la mirada –con un “ingenuo cinismo”- a pesar de la multitud de rostros, de las desfiguraciones de las borracheras, del ruido de las
voces. Se nota que sabe que la noche y el día se acaban y que al final siempre hay algo por lo que brindar; que la esperanza, si llega, no
suele hablar hasta las cuatro de la mañana, cuando la verdad se da por segura en la voz de los borrachos.
“Supongo que a vosotros os pasa/más o menos lo mismo/pero vosotros no soy yo”: por eso su voz enriquece, porque él no es nosotros,
pero también acompaña, porque hemos transitado por idénticos lugares. Y cuando presta su micrófono, es el primero que escucha, deseoso
de ser sorprendido y emocionado. (“por saber/que el saber/estrangula los misterios/y suele dejarte con la boca seca”). Carlos, se ve en sus
poemas, es de esa gente que habla mucho: pero nunca antes de haber escuchado lo que el otro tiene que decirle. Su primera tarea como
hablador es esa: escuchar. Y como poeta, abrir bien los ojos y los brazos.
Los poemas de Carlos te hacen recordar tu propio pasado –tus amantes, tu juventud, tus noches locas- como se recuerda el pasado en las
películas en blanco y negro: con nostalgia, con elegancia, con agradecimiento, con sobriedad. Sabe Carlos que la memoria engendra, que
en la memoria a veces, omo sucede en la memoria de su país, los hijos borrados paren a sus madres.
“Donde nací,
al acto de irse se le llama borrarse.
Yo me borré
antes
de que me borraran
la memoria”
Con cariño, como con el pie de su amada, Carlos juega con las palabras. Y las palabras se dejan querer:
“Ahora que todo se ha quedado en nada
los poemas que escribo me suenan a declaración de la renta
y en cada verso me defraudo
y en cada verso te desgravo”
Dándole al juego, al humor, la importancia del que ha llorado mucho.
“Si muero antes de tiempo
de mi tiempo
- que será en domingo
sólo para fastidiar a los amigos”
Sabiendo que la alegría no es gratis; la alegría, más allá de que sea justo o no, es para quien la trabaja. La duda, para el que piensa sin
prejuicios, con matices, para quien abre bien los ojos. Y la patria, para el que se siente a gusto –por fin- en su piel, porque al menos le
ha traído hasta aquí.
“Soy una mierda de poeta
lo sé
porque me niego a exprimir mis palabras como piedras
o rocosas naranjas
hasta extraerles un zumo
tan volátil y exquisito
que sólo puedan disfrutarlo un par de selectos paladares”
No: la poesía de Carlos es como una cerveza bien fría, al alcance de todo aquel que se pare a paladearla. Parafraseando a Carlos:
leer en tu alma
abierta 24 horas como el bar que soñamos /es una maravilla.
Poemas
de
Carlos Salem
(Poemas de “Foto borrosa con mochila”, “Cosecha 59”,
“Si dios me pide un Bloody Mary”, y “El culo más bonito de toda la ciudad”)
TE HE PEDIDO AMABLEMENTE QUE TE MUERAS
Te he pedido amablemente
que te mueras
te lo he pedido de buenas maneras
pero nunca me haces caso
me acechas
al amparo de las espesas resacas
a salvo del miedo
del amor
de las erecciones matinales
y de la acidez del alma que no se calma con pastillas.
Te he pedido amablemente
que te mueras
con palabras
con hechos
alguna vez a hostias.
Pero nunca te mueres y me sigues
como un puto perro que no conoce la diferencia
entre fidelidad y lealtad.
cono un maldito perro
cojo e inclinado.
No me dejas en paz ni por las noches
y hasta sospecho que te burlas de mis pasos errados
que te tiras a todas mis ex novias
que pateas cachorritos por las calles
o haces gestos obscenos cuando pasa una muchacha
viva
por la acera.
Y eso que llevo años pidiéndote
amablemente
que te mueras.
Pero tu vocación de triste fotocopia
imitación correcta de un tipo incorrecto
tu deforme cabeza
te impiden hacerme ese favor
con todo lo que dices que me quieres.
Te he pedido amablemente
que te mueras
que te disuelvas
que dejes de perseguirme con tu empeño de censor
juez
o policía
con tu espumosa estela de reproches.
Pero como llevo años pidiéndote amablemente
que te mueras
y no obedeces
he pensado en la forma de joderte.
Un día de estos
no diré cual
ni diré cuándo
para que conozcas el terror de las vigilias
pero un día de estos voy a morirme
Y estoy pensando en cambiar mis últimos deseos
pedir que no me quemen y me tiren al váter
como llevo años pregonando.
Tal vez
después de tantos años
pidiéndote amablemente
que te mueras
un día cualquiera
me muero yo
hago que me planten
a dos metros bajo tierra
y a ver a quién persigues entonces
jodida sombra.
ESTACIONES
El sol de bote del invierno
si transparenta las bragas de las nubes /es una maravilla
la lluvia que bautiza a perdigones los cristales de mis gafas
/es una maravilla
la insurrección de tus pezones contra el frío
que le enseñan el braile a cualquier tela /es una maravilla.
Una flor de primavera
si es más que un manojo de lágrimas de plástico
/es una maravilla
el amor inocente de los otros /es una maravilla
las resacas ligeras como párpados /son una maravilla
Las faldas de las muchachas en verano
con esa vocación de servilletas
o de mantel individual
que augura un buen bocado /son una maravilla
usar las noches como días mejorados de penumbra
/es una maravilla
dormir en un portal la borrachera de algún amor casual
y despertar sin que te hayan atracado /es una maravilla.
Diagnosticar la radiografía del otoño
analizando el esqueleto de los árboles /es una maravilla
sentir nostalgia de lo que aún no has conocido
/es una maravilla
la balada para un loco de piazzolla
cantada por valeria en la recoba
a las seis de la mañana /es una maravilla.
Ahora que el invierno ha regresado
acecha como un oso entre la nieve
y las gripes se disponen a tejer en mi piel el encaje de las fiebres
ahora que a veces creo que este invierno
puede ser mi último invierno
me encantaría cruzar el lago helado
lavándome de las premoniciones
y ser capaz de llegar
vivo
a la otra orilla
para volver a empezar a transitar mis estaciones.
Si lo consigo
/será una maravilla.
NOCTURNO DE BUK
Con un pájaro azul atrapado en el pecho
y una botella de miller en la mano
el viejo poeta cascarrabias
escribe las miserias de los otros
con las imágenes borrosas de su propia niñez.
Sabe que la muerte espera
en los boletos rotos de la séptima carrera
y le importa un carajo
que en el piso de abajo
duerma la carne joven de su última mujer
o la avaricia voraz de una casera
afile los cuchillos del próximo alquiler.
En el aire flotan ángulos de wagner
curvas de caderas
el fantasma de jane
y bukoswski los atrapa
con anzuelos de teclas
para pintar con ellos la resaca
que siempre es una hoja de papel.
Con un pájaro azul atrapado en el pecho
y un puro entre los dedos
el poeta de las noches con alma de navaja
acuna la placenta de un poema
que acaba de nacer.
Suspira
destapa la botella de su vida
empina el codo
y brinda
como siempre
por el milagro de la sed.
CANDIDATO A REO
Me odio con eficacia de aduanero
tres días por semana
y casi siempre son días alternos.
Otros tres días me compadezco
por las mañanas
me doy pena hacia las cuatro de la tarde
y a eso de las siete
cuando llegan las fiebres
me perdono.
Los domingos descanso como dios
y creo que la semana que viene
será por fin la esperada semana
que merezco.
Supongo que a vosotros os pasa
más menos lo mismo
pero vosotros nos sois yo
tenéis vuestra propia antología de fracasos
vuestra cuenta atrás para el despegue hacia abajo
vuestros planes de pensiones
vuestros planes en pensiones
vuestros odontólogos
vuestras macetas.
No me creo mejor
no puedo serlo.
Pero no entiendo por qué cada vez que vuelvo
a mi ciudad casi natal
me escondéis la mirada
me escondéis vuestras mujeres
y vuestras hijas.
Sólo soy el error
que confirma la regla
el defecto que justifica
vuestras vacaciones en multipropiedad
vuestros infartos programados
a partir de los 45
vuestros coches familiares
vuestras macetas.
Y sin embargo en estos años
me habéis robado
más de un poema
alguna novia que no dejaba huella
y hasta el cariño sorprendido
que alguna vez os tuve.
Y me temo que creéis
que pese a tantas precauciones
vuestras mujeres
vuestras hijas
sueñan mojado conmigo
que amenazo vuestros bonos del estado
vuestras cromadas barbacoas
vuestras macetas.
En todo caso
compañeros
que os den
con vuestros hígados intactos
vuestros bíceps de gimnasio
vuestras macetas.
Cansado de entenderos
sin ser nunca entendido
más que como candidato a reo
confieso que cada vez que puedo meo
en vuestras macetas
Mea culpa
(dos puntos)
soy el responsable
de que siempre
se os sequen
los helechos.
CAMBALACHE XXI
Hombres oscuros cruzan un mar de hule
en barcas de papel buscando a ciegas
la costa de un sueño que los niega.
Los pobres juegan a la bolsa contando las monedas
y los banqueros cenan cada jueves con dios
y sus gerentes.
Se prohíbe terminantemente
fumar a los dibujos animados
y los científicos se dedican a decidir si plutón es o no
un planeta.
La gente llora vía satélite
en cada aniversario de las torres gemelas
pero apenas suspira ante los videos de millones de africanos
igualados por el hambre.
Un puto cura septuagenario que
teóricamente
lleva sin follar más de 50 años
decide que el condón sigue siendo pecado
y condena a miles de ingenuos.
Las medicinas contra el sida siguen costando un huevo
y encima hasta tenemos que darle gracias a bill gates
por ahorrarse impuestos donando unos millones.
La desunión soviética ahora exporta mafiosos
y en algún rincón de lacandona
marcos empieza a dudar
y fuma en pipa
mientras los poetas laureados se observan el ombligo
esperando ver brotar una jodida orquídea
y ponen a parir a saramago
porque protestar ya no se lleva.
El pelo te lo cortan desde dentro
y la arena de parís
bajo los adoquines
se canjea por coca o sucedáneos.
La esperanza de vida crece
te cuenta el telediario
pero se calla el decir que la esperanza de muerte
sigue ganando por KO.
Las tropas de paz llevan las mismas armas
automáticas
que las tropas de guerra
y los oprimidos de ayer
ahora que son fuertes
oprimen
por si acaso.
Un ecologista entusiasmado sacude las rastas
mientras intenta convencerme de que la revolución
del nuevo siglo
pasa por la preservación
del escarabajo pelotero
y algún cabrón serigrafía
sin pudor
la cara del che en unos calzoncillos con relleno.
El agujero de la capa de ozono me mira como el ojo de un dios
tocapelotas
y ni siquiera puedo ahogarme
en la bañera
porque me acusarán de gastar agua en demasía.
Hombres oscuros cruzan un mar de hule en barcas de papel
buscando a ciegas
la costa de un sueño que los niega.
En algún lugar
está naciendo el niño
que hará saltar por los aires
toda esta mierda.
LO QUE SOBRA
Ahora que todo
se ha quedado en nada
me sobran los dedos que hasta hace poco se turnaban
para buscarte resortes y cosquillas
en la compleja maquinaria que ocultas entre las piernas
Ahora que todo
se ha quedado en nada
mi boca sólo sirve para boquear besando al aire del cigarro
o masticar alguno de tus platos favoritos como si te masticara
Y no es lo mismo.
Ahora que todo
se ha quedado en nada
mi sexo se convierte en un absurdo artilugio para mear
llorando
una molestia que me impide dormir de lado
un polo de ceniza y fresa
un tizón helado
Ahora que todo se ha quedado en nada
los poemas que escribo me suenan a declaración de la renta
y en cada verso me defraudo
y en cada verso te desgravo
intento la venganza de un soneto
pero siempre me rima con “afrenta”
y todas las palabras se me deshacen entre los verbos
Ahora que todo
se ha quedado en nada
mis ojos son tajos en la cara
que froto contra la pantalla de la tele
o en tu inolvidable sonrisa que se burla en cada foto.
Ahora que todo
se ha quedado en nada
me sobra todo.
O tal vez no.
Creo que no.
Seguro que no.
No me sobran ni los dedos ni la boca ni los versos
Ni los ojos ni la polla.
Me sobras tú.
Por eso me pido otra cerveza
y espero ver entrar por esa puerta
a la mujer
que te borre para siempre
esa jodida sonrisa
de las fotos.
LAVAPIÉS, OTOÑO 06
Los vecinos sacan punta
a sus miradas agudas
padecen las ventanas de legañas
y por la acera paso en dirección prohibida.
Un gato masca ratones de hojalata
un borracho sin nada que olvidar
recuerda
al pisar la calle
y vuelve al bar.
Desde la niebla hecha de vallas
al sur de tirso
llega un coche propulsado por el ruido
y el conductor se ufana
pobre iluso
como si fuera él
el que conduce.
Una muchacha con ojos de ventana
(sin legañas)
imprime las baldosas de tacones
y en las paredes
el braille de carteles superpuestos
me informa que otra vez llegaré tarde
al único lugar en que me esperan.
el gato ha dejado sus faenas y me mira
con cara de tasador inmobiliario
acelero el paso
para dejarlo atrás
creo que corro:
hoy tengo el alma
ligeramente
arratonada.
VOLVER
Siempre el cristal
grueso presente
desde Barajas a Ezeiza y viceversa
(con perdón de Benedetti).
Y me busco emociones impaciente
mientras el resto de mundo y del pasaje
-que es lo mismo-
duerme
duerme.
Espero un pellizco de nostalgia
ahora que vuelvo
un temblor de viejos días archivados
sombra de rostros
y ciertas manos de mujer
que sin nombre me tocan la memoria.
Pero nada llega
ahora que llego
ni la alegría obligatoria del retorno
ni el temblor de pies en tierra conocida
ni la familia ni las calles
ni los besos
que me dejé de guardia en las esquinas.
Esta es mi tierra me digo
y no lo siento
porque está escrito que mi patria
es la distancia
los aviones
los olvidos.
De modo que me dibujo el alborozo
me impongo los abrazos
y me paso un mes esperando sobresaltos.
Al volver
el cristal vuelve conmigo
y trae escrito su destino de frontera.
No he podido volver a los momentos
no he podido volver a los recuerdos
no he podido volver.
Sólo he venido.
Mi patria
al fin lo asumo
ha sido siempre este cristal
y sus ausencias.
SOY UNA MIERDA DE POETA
Soy una mierda de padre
una mierda de marido
apruebo raspando como amante
y siempre cateo como amigo.
y últimamente
he sabido que también
soy una mierda de poeta.
Porque un nenúfar me sigue pareciendo
un coño mustio
más que una sutil alegoría
de las murallas milenarias me interesan
más los triunfos nocturnos
que las brillantes derrotas a mediodía
y de los héroes la duda
y también de los malvados.
Soy una mierda de poeta
lo sé
porque me niego a exprimir mis palabras como piedras
o rocosas naranjas
hasta extraerles un zumo
tan volátil y exquisito
que sólo puedan disfrutarlo un par de selectos paladares.
y apenas me intereso por el sentido de la vida
cuando padezco una bronquitis aguda
o se irritan las ingles
y sus queridos suburbios.
Soy una mierda de poeta
porque dejo sueltas por el patio
a mis metáforas
y luego se escapan o se mueren
porque mi búsqueda del final del universo
nunca llega más allá de tres baldosas
y si la rima se arrima
la dejo seguirme por un rato
y después la espanto
por si acaso.
Soy una mierda de padre
una mierda de marido
apruebo raspando como amante
y siempre cateo como amigo.
y últimamente
he comprendido que también
soy una mierda de poeta.
Pero si un día
la poesía te pide ser
bufanda y bandera de la gente
lanza con hambre
florete sin bolita de pretextos en la punta
si quiere convertirse en un NO
más grande que un tsunami
y no sabes qué hacer
llámame al móvil
cabrón.
Soy una mierda de poeta
pero puede
que tenga para darte
un par de ideas.
PARTE DEL MAR
No podría hablarte del mar
amigo
si no te cuento que de pequeño ya soñaba
con tener rayos X en los ojos
para verles las bragas a las muchachas.
No podría escribir el poema que has pedido
sin agregar que nací lejos del mar
junto a un océano de trigo
y que ahora nado
como puedo
por tejados descoloridos.
O que una tarde en una playa de africa
el mar me dijo
que si me quedaba quieto
en el trabajo la pareja y el destino
alcanzaría la felicidad medida
que nunca había pedido.
No podría nombrar al mar sin sentir frío
o confesar que de todos los gigantes naturales
es el único que nunca me cantó
una nana de suicidio.
No sé que puedo contarte del mar
amigo
como no sea que cada noche que nado en él
desnudo
vuelvo a pensar que lo importante no es estar muerto
o estar vivo
sino aprender el pulso ajeno
el rumbo de los ríos
y por un instante al menos
sentirte parte
de la sangre del planeta.
ELLA
Ella y yo peleamos bastante
cuando bebemos demasiado
aunque puede que sea todo lo contrario
pero ocurre un par de veces por semana.
No es fácil vivir con un tipejo
que siempre está peleando con su sombra
que casi no cotiza en las apuestas
que ha olvidado sus mejores golpes
y al que sólo
de vez en cuando
lo salva la campana.
Ella es fiera cuando quiere
y cuando quiere
es fiera
es el tipo de fiera que prefiero
con esos ojos que podrían darte miedo
si no esponjaran un alma de primera
(por no hablar de sus piernas)
arremete, desgarra, se defiende
y todo lo comete con la furia de una brisa
de esas que te despeinan para siempre.
Cuando la conocí tuve el proyecto
de dibujar con las constelaciones de sus pecas
el mapa más celeste de la tierra.
Y cada vez que lo intenté perdí la cuenta
puede que por mi torpeza
o por saber
que el saber
estrangula los misterios
y suele dejarte con la boca seca.
Está llena de duendes o de gremlins
(nunca le des de beber después de medianoche)
te derrota bebiendo boteliines
y sabe apreciar un buen filete
ella te puede asesinar con la mirada
pero con un abrazo te cura de reproches.
Las bestias
llevan años esperando
que me declare vencido
mientras rasgan mis sueños
con sus garras
pero siguen sin vencer y sigo vivo
un día más
porque duermo aferrado
agradecido
a la grupa líquida y ardiente
de mi leoparda.
A veces
es pequeña y no la ves
a veces teme
que los otros estuvieran en lo cierto
que la vida gaste el recuerdo de sus muertos
que los pasos le hayan borrado los caminos
Ella se llama inés
está rabiosamente viva
y si te metes con ella
tendrás que vértelas
conmigo.
COSECHA 59
Nací el año
en el que raymond chandler
se voló los sesos
por la muerte de cissy
un amor con décadas de sueño compartido.
Creo que por entonces el che
ya bogaba al eco de guillén
para que el sueño de una cuba contagiosa
no se quedara en infección local
que kerouac buscaba algo
que a lo peor
se había pasado de largo en tanto viaje
que miller añoraba entrepiernas remotas
y perdidas entre folios
y que el cabrón de hank
había dejado de escribir
por el momento.
Creo que en áfrica se derramaban las independencias
y en la américa latina
la gente aprendía a no tener vergüenza de su ombligo.
En francia
los futuros estudiantes del 68
repetían las nanas
que cantaban sus niñeras
y boris vian se marchaba odiando a todo el mundo
para seguir amando a su trompeta.
Llevo 25 años o más
con una pierna a cada orilla de un río que no existe
demasiado joven
para el flequillo de los beatles
demasiado viejo
para renunciar a la utopía.
No pudimos ser beats ni pospodernos
la generación X nos suena peli porno
y las nuevas tendencias en el arte
la política
o la literatura
nos saben a galletas viejas
húmedas
envueltas en papeles nuevos.
y brillantes.
No es fácil crecer sin un espacio propio
una moda a la que subirse cuando toca
y de la que tirarse en plena marcha
cuando empieza a perder velocidad.
Vinimos al mundo
en un momento
en el que todo y nada podía cambiar.
y se nos fue esa vida
tratando de encajar
Cosecha 59:
nacidos para dudar.
PAÍS ROBADO, PAÍS BORRADO
( A la Argentina)
En un lugar del Cono Sur
de cuyo nombre y su dolor no he querido olvidarme
en marzo del 76 los hijos de puta tomaron el poder.
con tanques y delaciones
con una lista de candidatos a desaparecer.
Y los borraron a millares
sin dejar rastro
como para demostrar que ni la muerte podía existir
si ellos no querían.
Y si querían, la muerte desfilaba marcial por las avenidas
Para que la gente, aterrada, aplaudiera.
Yo tenía por entonces 16 años
y estaba más interesado en colarme entre las piernas
de las chicas de 18
en beberme la vida y sus licores
en odiar sin ganas a mi padre
sólo por ser un espejo- reloj
que me adelantaba 30 años
y una calvicie.
En la tele no mostraban nada.
En las radios no decían nada.
En la calle, la gente ponía cara de nada.
Pero sabías
que cada vecino era un enemigo en potencia
que si alguien desaparecía era mejor no preguntar
que la constitución estaba apagada por tiempo indeterminado
que los hijos de puta estaban ganando por goleada.
Y también
poco a poco te enterabas
de que los jueves se agrietaba el poder a golpe de pañuelo blanco
de viejas locas de mayo
de madres circulares paridas por sus hijos borrados.
Que el pasado no había sido otra serie de la tele
que no lo habíamos soñado
que seguía estando prohibido soñar
hasta nueva orden.
Y aprendías a odiar en secreto
de apoco, gota a gota
sin que nadie lo notara.
Puestos a borrar
habían logrado
casi
borrarnos la memoria.
Y mientras tanto
los hijos de puta cosechaban cabezas y riquezas
botines de guerra ante enemigos fantamas y remotos
mientras tanto borraban a la hermana gemela
de una futura novia mía
cinco años mayor
pobre y dulce maría cristina
extirpada de hermana por el pecado de repartir panfletos.
Luisa, que enseñaba ballet en las chabolas
que creía en el mismo dios que justificaba a los hijos de puta
como si fuera un dios distinto
que desapareció una tarde del 77
de los pasillos de la facultad de periodismo
y la borraron creyendo que borraban a maría cristina
y en cierto modo lo hicieron
sólo que ella tardó diez años en desaparecer
un poco cada día.
Campos de concentración urbana
Gritos de gol del 78 a doscientos metros de los centros de tortura
aviones con vocación de submarino para sus pasajeros maniatados y dormidos
los libros eran leña de una hoguera de ideas calcinadas
y los cuellos dolían de tanto mirar siempre
hacia otro lado.
La tele seguía sin mostrar nada
la radio seguía sin decir nada
y en las calles
la gente ponía cara de yo no hice nada
de verdad, señor agente
se lo juro oficial
sólo éramos vecinos y ya me parecía que andaban en algo raro
“Algo habrán hecho”.
El odio te crecía recóndito
incomunicado
Sin habeas corpus posible, señoría
Y los generales se iban turnando en el sillón de borrar memorias.
Pero la economía se volvió insurgente subversiva
se negaba a marchar al compás de sus tambores
la balada de Wall street.
Y las Malvinas dejaron de ser dos borrones en el mapa
para convertirse en la mejor propaganda
del gobierno hijo de puta.
Y las plazas se llenaron de apoyos patrioteros
de banderas bicolores sin hoces ni martillos
mientras las madres circulares seguían cavando un surco de dolor
y cada jueves alguien se sumaba a la faena de cavar con los pasos.
En la tele y en la radio
los hijos de puta seguían ganando
mientras niños en zapatillas peleaban en las islas
y otros hijos de puta revendían en las capitales
los regalos que la gente mandaba para los héroes del Sur.
A nacho lo estaquearon en la nieve por volar con una granada
un almacén repleto de comida y rodeado por el hambre
de los soldados niños que lo invadieron.
Nunca supe qué le hicieron, pero al volver estaba roto
y se voló las pelotas cuatro años después
a la edad de 23.
Un buen día
la derrota de esa guerra de verdad
fue la victoria de la gente callada
y las teles empezaron a mostrarlo todo
y la radio a contarlo todo
y en la calle a la gente se le puso cara de esperanza.
Y salimos a la calle
y la tomamos
y nos juramentamos que ni olvido ni perdón
para los hijos de puta borradores
y soñamos otra vez con una justicia sin balanza trucada
y poco a poco
nos quedamos solos.
Acostumbrados a olvidar
querían olvidar todo lo que no habían hecho en esos años
olvidar a los muertos sin tumba ni nombre
olvidar que habían llamado a las puertas de los cuarteles
reclamando mano dura
olvidar que no sólo
los hijos de puta
habían sido unos hijos de puta.
Envejecidas, intactas,
las locas de mayo seguían trabajando de conciencia
para un país inconsciente.
A veces creo,
que si Videla y compañía no fueron colgados en las plazas públicas
a lo mussolini,
fue porque no había cuerdas suficientes para todos
para millones
para el país de hijos de puta en que nos habíamos convertido
Cuando me preguntan si me vine por miedo
respondo que no
pero no es cierto
me vine por miedo
por terror
a terminar volviéndome
un hijo de puta más.
Donde nací,
al acto de irse se le llama borrarse.
Yo me borré
antes
de que me borraran
la memoria.
DOLCE FAR NIENTE
El verano en que cumplí los 18
supe que debía dedicar mi vida
a no hacer nada.
Dejé de perseguir a las muchachas
de mi barrio
y de los barrios adyacentes
abandoné mi promisoria carrera
de ladrón de coches
sin afán de lucro
renuncié a idear el futuro
como un ascensor sin botones
postergué mi sueño de una revolución
más sexual que comunista
y me arropé con la sombra de un árbol
a la orilla de mi río de deshielos
para leer las memorias de neruda
y otros libros vagamente prohibidos.
A la hora de comer
robaba unas manzanas
o cocía un arroz con huellas de carne y tomate
mientras alrededor
el resto de viandantes asaba vacas lentamente
a la sangre de las brasas.
Y sólo algún amigo fiel lograba invadir mi sombra
para planificar algún proyecto delirante
como el de construir un coche con desechos
y los motores de tres motos diferentes
o dotar de propulsión a vela unas cuántas bicicletas
para recorrer las cercanías.
Yo asistía a todo aquello desde lejos
y sin soltar mi libro por si acaso.
Dejé de pelearme con mi viejo
y de preocuparme por mi hermana
mi único esfuerzo vital consistía en leer
y en evitar que los demás que arrebataran
la delicia de no hacer
nada de nada.
Las muchachas que antes perseguía
y escapaban
comenzaron a rondar mi árbol
atraídas por mi ausencia.
En ese verano me surgieron tres trabajos
y no acepté ninguno
se me ofrecieron seis muchachas
y sólo rechacé a una
que era hiperactiva.
se me ofreció el suicidio
me dio pereza
y le pedí que volviera
cualquier otro día.
Creo que me bañe en el río un par de veces
que no escribí ningún poema
que dejé de robar cubos de basura por mi barrio
para encenderlos en pira funeraria
a las tres de la mañana
y la gente que en primavera se quejaba
de mi andar interminable en busca de problemas
se preocupaba ahora por mi abulia.
Imagino que todo lo bueno tiene su telón
Y el mío tuvo un color
tirando a verde oliva militar
Cuando llegó el otoño me reclutaron
para el servicio obligatorio
me extirparon del árbol del río
y de la sombra
y si no me pegué un tiro
en la mitad del aquél infierno
fue por que supe recordar ese verano
el tiempo
en qué más cerca estuve
de la gloria.
MI POÉTICA COTIDIANA
Retumba el móvil a las diez de la mañana
antes de que alcance a silenciarlo
y me levanto
empujando mi resaca.
otra llamada oculta que no atiendo
será el casero, reclamando los meses que le debo.
Me ducho para quitarme la baba de un poema
que me persigue en sueños
me visto como puedo
incendio la punta de un cigarro y salgo.
Ella duerme todavía
descansa como una diosa
antes o después de parir seis universos.
Creo que ayer
borrachos
nos odiamos por momentos
esta mañana vuelvo a amarla sin remedio.
Le tapo el pie que siempre escapa de la manta
y que es el barrio dónde vive mi ternura.
Bajo las escaleras perseguido por el peligro de un poema
me hago un café más negro que el alma que no tengo
enciendo el mac y me asomo a la novela.
Los personajes esperan todavía
que les escriba un sendero de palabras
para llevarlo rumbo a un final digo de mi supuesto ingenio.
Vuelve a sonar el móvil
Lo silencio.
Salgo a la calle errando entre pasillo eternos
Estoy de suerte. Creo que el minotauro aún sigue durmiendo.
Y bajo por Atocha sin cruzarme con artistas ni poetas.
turistas guiris en los 20
desocupados para siempre ya a los 30
y las incombustibles putas de 60
que fatigan las columnas de las galerías
esperando a los amantes de la carne
o de la arqueología.
En la cafetería las camareras me conocen
y me convidan retazo de alegría
o al menos no me culpas de sus penas
mientras revuelvo mi café cargado
con la cucharilla de un poema.
Pero vuelve a sonar el móvil
antes de que pueda silenciarlo
el encanto cae roto
y salgo.
En el ciber de al lado
haraganeo un rato por la red
contesto algunos mails
me asomo a los blogs de unos amigos
y desde eso altos balcones de esperanza
me vuelvo a preguntar:
¿me tiro o no me tiro?
Regreso apresurado calle arriba
Presiento que en breve Atocha va a llenarse de poetas.
En la esquina las puta de 60
esperan
más o menos lo mismo
que los personajes de mi novela.
Entro en casa
vuelve a sonar el móvil
lo silencio.
y subo la escalera
pisando en las babas de un poema.
Ella sigue durmiendo
con un pie fugitivo de la manta
lo tapo
antes lo beso
brevemente
Y el despertador de su mesilla
Que siempre adelante diez minutos
Me cuenta que ya es casi mediodía.
Apago el móvil
incendio otro cigarro
entro en el baño
me siento
y entonces compañeros
entonces comienza mi poesía.
SI MUERO ANTES DE TIEMPO
Si muero antes de tiempo
de mi tiempo
-que será en domingo
sólo para fastidiar a los amigos-
que alguien se encargue de mi cuentas
que el hígado lo donen a la ciencia
y hagan con los poemas
papiroflexia.
Pero como me iré sin previo aviso
o sin reconocer avisos previos
ruego que alguien termine ciertos cuentos
y busque un sobre con el final de mis novelas
eternas inconclusas
seguramente inéditas.
Que le digan a mi padre que lo quiero
y a mis hijos que mejor no pude hacerlo
a Ella no le digan que estoy muerto
sólo más distraído menos despierto.
Y por favor suplico algún respeto
para este domicilio de mi cuerpo
no lo quiero enterrado ni a cubierto
soy un pésimo abono estoy seguro
y detesto los nichos-casillero.
Tampoco creo en dioses
y si muero antes de tiempo
que no les den trabajo por mi alma
que ni ellos existen ni yo tengo.
Y ya que lo de irme en un polvo
sería necrofilia a esas alturas
que me quemen y polucionen otro poco
el cielo al fin y al cabo sólo es humo
y yo seré un esmog muy educado.
Y las cenizas que siempre voy dejando
serán entonces residuo y testimonio
que las echen al océano y si estoy lejos
-siempre lo digo y nadie me toma en serio-
que desde un inodoro me despidan
y tiren sin dudar de la cadena
para llegar al mar
me las arreglo.
Me va a sobrar el tiempo.
MEMORIAS CIRCULARES DEL HOMBRE PEONZA
Comencé a girar
con dos años y medio
a la hora de la siesta
cuando metí el brazo
hasta el hombro
en el sexo-volcán de un hormiguero
y no he dejado de girar desde esa siesta.
En contra del sentido
de las agujas del reloj
un coriolis sin pasaporte
ni hemisferios.
Dicen que cuando giras
todo el tiempo
contra el tiempo
se pierden los detalles
y es sólo otra mentira
es la estela del detalle lo que tienes
espumas de un paisaje
comisuras de labios
que te llaman sin nombrarte
un huracán de pestañas
una mano que roza el movimiento
y poco más.
Porque el que gira
mas que perderse los momentos
los congela
y en la próxima vuelta
ya forman parte de su piel de madera.
Rotación y traslación
como la tierra
y al igual que el planeta
el hombre peonza
no pregunta porque gira
lo hace
y gana tiempo
mientras el tiempo se pierde
en cada giro.
No creas que el oficio de peonza
es cosa fácil
tiene sus riesgos
sus leyes
sus renuncias
a veces quieres quedarte en un aroma
y cuando vuelvas a pasar
ya no será mismo perfume.
Tenía razón el griego aquél que dijo
que no vuelves a cruzar el mismo río
sólo olvidó decir
que el agua nunca cambia
eres tú quién no vuelve
a ser el mismo.
Tampoco creas que tu eje
se mantiene estable
horadando la vida de los otros
ser peonza es pasar
estar a solas
hablar con los espejos
y no estar casi nunca de acuerdo con ellos.
No se elige girar
se gira
y punto
a los dos años y medio
a los cuarenta
o cuatro horas antes de palmarla
sólo giras
y vas
en este viaje circular y necio
que no empieza ni termina en punto cierto.
Yo no decidí ser esta peonza humana
sólo lo he sido
recopilando fragmentos de miradas
palabra
que acaban siempre en on
alguna lagrima que enseguida se despega
la duda de lo que hubiera podido ser
y no será
y
esta
pregunta fija
que me impulsa
a pensar qué debo hacer
ahora que empiezo a girar
cada vez un poco
más lenta
men
te.
ASÍ Siempre ha sido así
así de complejo y brillante
por momentos.
Siempre a dos milímetros del tren que me convenía
abordar
el que veía partir desde el andén
o más tarde intentaba correr delante de él.
No sé cómo habrá sido para ti
y tampoco me importa demasiado
cada uno tiene su propio mapa
pero el mío lo cambié hace mucho
por una peonza con el eje torcido
y un puñado de hojas secas
y crujientes.
Siempre ha sido así
así de estéril y selvático
al mismo tiempo.
Siempre y desde muy temprano
con el ingenuo cinismo de saber que el sueño
que hoy montaba
mañana me parecería un corcel de bronce
o yeso.
Siempre ha sido así
así de tristemente eufórico
y caliente.
Siempre acostándome con las palabras en defensa propia
malcriado por mis coartadas de papel
poniéndoles los cuernos
con la vida
pero volviendo siempre a su cama conocida
y sin pedir perdón.
No sé cómo habrá sido para ti
que escribes robándole horas a la noche
o sueñas con tener tu propio castillo
como la pava que se inventó lo de harry potter.
Tampoco me importa demasiado
cada uno lleva a la espalda
su propia mochila maloliente
y a la mía no le queda mucho espacio.
Y es que siempre ha sido así
así de llano y escarpado
sin barandillas
siempre escalando cuesta abajo
dejando libre mi lugar precisamente meses antes
de empezar a cosechar lo que había sembrado
y sin fertilizar más que lo necesario.
No sé cómo habrá sido para ti
y tampoco me importa demasiado
cada uno se cubre con su propia manta
del olvido
y como m dijo una noche
borracho
mi amigo
gonzalo torrente malvido
"tú escribes
cabrón
por que no te aguantas
a ti mismo".
No sé como habrá sido para ti
y tampoco me importa demasiado
yo sigo por aquí
y siempre ha sido así duro pero feliz como un jodido salmón que necesita nadar contra corriente para sentirse vivo mientras pueda.
Siempre ha sido así y no he aprendido otra manera ni me importa que exista
la póliza de seguros contra el miedo a uno mismo.
Que seas feliz si puedes. y mientras tanto si dices que quieres escribir escribe y no me toques los cojones.
BALANCE PROVISIONAL
Tengo
2 pies que nunca han aprendido a seguir los pasos señalados
10 dedos que afortunadamente ya no mancillan las guitarras
1 foto borrosa en la que salgo con mochila, sombrero y desconcierto
44 sonetos que quemé una primavera del 92
6 novelas gloriosamente inéditas
(un par de traidoras ya se han dejado editar)
2 hijos a los que no veo casi nunca
1 mujer hermosa dibujada de pecas rebeldes y de curvas
4 puntos cardinales y todos miran al Sur
5 amigos pacientes que no ya se enfadan porque nunca llamo
2 manos que me siguen gustando aunque siempre las maltrato
3 pañuelos negros para ejercer de pirata sin disimulos
ninguna isla de la tortuga para ocultarme después del abordaje
(aunque a veces la muchacha de las pecas y las curvas
es la mejor isla que habitar con mis desiertos)
4 paredes alquiladas
2 meses de retraso en pagar el alquiler de las paredes alquiladas
6 planes infalibles para atracar un banco
4 cómplices que no fueron repartidos por el país
Por lo menos 7 futuras viudas que no han de llorarme
3 que creo que sí me llorarán (durante al menos 7 minutos)
1 interés más humano que empresarial en un bar al que acuden los más deliciosos majaras de madrid
55 recetas de coctelería para solaz de mis buenos borrachos
y borrachas
1 padre con el que me llevo de puta madre
desde que 12.000 kilómetros de distancia nos acercan
1 madre que siempre ha estado cerca
20 poemas de amor desesperantes
1 canción de amor que siempre vuelvo a escribir desde el principio
35 canales en mi receptor de televisión digital terrestre
que emiten la misma mierda pedestre que cuando sólo eran dos
1 ordenador portátil que después de tantos años me conoce
y escribe hasta lo que no quiero decir
333.254 muertes cotidianas
y otras resurrecciones sin intervención divina
1 pufo con la visa que todavía me estará buscando
4 patas cuando la luna llena me convierte en lobo
2 puños que no siempre golpean a tiempo
1 nudillo jodido por romper
1 puerta alquilada con
1 mujer que prefería tenerme a quererme
y no me tuvo
1 hijo muerto que vivió 33 horas y se llamaba khalil
como gibrán
1 perra huski que supo de mí más que cualquier persona
un total de 556 vecinos en estos años
que de día pensaban que era un chico ingenioso
y por las noches sabían
que era un hijo de puta borracho escandaloso
el 44 % de un hígado
40 días y
40 noches
de un diluvio de lágrimas
1 arca con motor fuera de borda
2 penas de cada especie
15 minutos de fama que todavía no he cobrado
23 impulsos de suicidio
1 intento sin éxito
70 balcones
ninguna flor
4 miedos sin nombre
1 sexo que piensa por su cuenta
algo así como 11.000 resacas
12 libros de cortázar
ningún diccionario
47 años
y 1 miedo terrible.
Suma y sigue.
TAREAS DE INVIERNO
asar un pollo hecho de nieve
lentamente
y sin abusar del condimento
tocarte la punta de los pies con la lengua
(tus pies y mi lengua)
acumular ideas niqueladas
que alejen a la muerte
una semana más
vivir del aire del aire en vaso largo
en botellín del aire frío
dormir temiendo que alguien
me enrolle al recoger el decorado
y me abandone en un almacén lleno de sueños
de tela y papel
despertar lleno de fuerza algunas veces
algunas pocas veces
odiar o amar a prójimos estúpidos
discutir lo banal
mientras el pollo hecho de nieve se asa lentamente
tengo tanta hambre de vida
que me como la mía a dentelladas
y sin descongelar
lo suficiente.
INSTRUCCIONES PARA LLEGAR A VIEJO EN EL SIGLO XXI
Toma distancia.
no preguntes demasiado
sólo obedece
y de cuándo en cuándo
de ser posible en un partido de fútbol
o en la intimidad amurallada de tu casa
dale una hostia a tu vecino
a tu mujer
a tu hijo
o a tu gato.
y ten cuidado con el gato
porque araña.
Toma distancia
En el trabajo protesta sólo un poco
y a la hora de las tortas
cuando todo puede convertirse
en un infierno
recuerda que tu puesto es lo que importa
y que siempre
puedes dar parte de enfermo.
Toma distancia
En el amor ya sabes, no te juegues
por algo que puede acabar
cuando menos te lo esperes.
ofrece siempre la mitad de la mitad
de lo que esperas
y ten a mano un cuerpo de recambio
sin que importe demasiado que lo quieras.
Toma distancia
depílate el criterio
plastifícate el alma
asegúrate la piel contra terceros
te han dicho en la tele que no fumes
y que el aroma a muerto que despides
se cubre por completo
con el último perfume de chanel.
Toma distancia
asiste a los desastres por la tele
vota por internet
folla por SMS
quiere de lejos
odia contrareembolso
olvida al portador
recuerda por correo
certificado
y con aviso de retorno.
Toma distancia
para estar a salvo
de los otros
de nosotros
y sobre todo
no pierdas la calma
cuando se agoten
las pilas
de tu mando
a distancia.
SI DIOS ME PIDE UN BLOODY MARY
Si una noche cualquiera
una noche de lunes
por ejemplo
dios entra en el bar en que trabajo y me pide un bloody mary
tendríamos un problema.
Sé por qué lo digo;
soñé con ello la semana pasada
un lunes por la noche.
Y dios era bajito y tenía caspa
en las solapas del traje gris marengo
y una pinta entre abuelete bonachón
y ligón inmemorial a lo Sean Connery.
De inmediato supe que era Él
al fin y al cabo
llevaba casi 40 años
sabiendo que no existe.
Es lo que tienen los sueños de lunes
una vez estuve a punto de alcanzar angelina jolie
que corría desnuda y con tacones
y no corría demasiado.
—Nunca la alcanzarás —me dijo dios en mi sueño—
yo tampoco pude.
Y brindamos por eso
su bloody mary y mi novena botellas de mahou.
Lo malo fue cuando se pasó al dry martini
y se bebió media docena sin respirar
a medida que yo los iba preparando.
Y por primera vez empecé a sentir respeto por él:
siempre me pasa con la gente que soporta bien la bebida.
Entonces se cayó del taburete y marchó tambaleante al baño
murmurando que, a partir de cierta edad,
de los jodidos problemas de la próstata,
no se salva ni dios.
Al volver se quedó mirando
con ojos de pescado
a una rubia con ojos de pecado
pero sacudió la cabeza murmurando
que a las rubias como esa
las carga el diablo.
Así que seguimos bebiendo dry martini de a pares
y hablando de los que hablan dos borrachos
un lunes por la noche a ambos lados de una barra
es decir batallitas
filosofía barata
historias de mujeres.
Él me contó una cuantas penas de amor
e insinuó algún problema sexual que aquí no repetiré
por respetar el honorable código de silencio de los barman
(aunque, entre nosotros,
creo que la tiene pequeña y no lo lleva muy bien)
Y los problemas empezaron
cuando me dijo que no llevaba dinero encima
y que si se lo apuntaba
me pagaba la cuenta sin falta
en la próxima ocasión en que bajara a la tierra.
Le pregunté que cuándo sería eso
y me dijo que en unos 2000 años
semana más semana menos.
Le dije que yo nunca suelo durar tanto en los trabajos
y que invitaba la casa
Pero ya saben como se ponen los borrachos
y el viejo insistió en pagarme de algún modo
y ofreció concederme lo que quisiera
para saldar la cuenta
—¿Lo que quiera? —pregunté
—Lo que quieras —contestó, poniéndose un pelín apocalíptico
Y me puse a pensar
en acabar con el hambre
en acabar con los cabrones que deciden en sillones de cuero natural
en acabar con la televisión basura
en acabar con mi propia pobreza sin miseria
en nadar en piscinas repletas de billetes y mujeres
en no haber nacido nunca
en mis muertos que fueron y serán
en devolverles la vida
en fulminar a media docena de hijos de puta que conozco,
Pensé en todo eso
mientras el viejo seguía bebiendo su martini súper seco
y sonreía
—¿Ya sabes lo que quieres? —preguntó—
¿Lo sabes con certeza?
Asentí y salí de la barra
y lo agarré del fondillo de los pantalones y lo eché a la calle
—Lo que quiero es que te vayas
y no vuelvas a joderme la vida —le dije.
Y desperté en mi cama, oliendo a martini súper seco.
Por eso digo que si una noche cualquiera
una noche de lunes
por ejemplo
dios entra en el bar en que trabajo y me pide un bloody mary
tendríamos un problema.
Aunque bien pensado
no creo ni que dios exista
ni que le guste este barrio ni este bar
ni, por supuesto yo.
Y más que el bloody mary
yo que le pega es la cerveza sin alcohol.
EL CULO MÁS BONITO DE TODA LA CIUDAD
(Casi una canción)
Ella creía que yo era un hippy de novela
el mejor artesano un maestro del zen
y yo sólo vendía collares en la plaza
si no tenía trabajo qué más podía hacer.
Tenía dieciséis años de niña bien
complejo proletario pret-a- porter
un padre ejecutivo de petrolera
que empezó desde abajo como peón
cada brazo del tipo eran tres míos
me hizo seguir dos días y se olvidó
Yo tenía más o menos veintitrés
y todo el tiempo del mundo para perder
un divorcio reciente pero sin red
tres negocios infalibles y fallidos
viajaría hasta guayana con un amigo
en un gran coche fúnebre que era de él
Me trajo una manzana y cigarrillos
me trajo a las amigas para comprar
y se quedó hasta tarde puliendo anillos
mis amigos rondaban para espiar
tenía todo ese pelo mucha energía
y el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que yo fuera un asceta
una mezcla de ghandi y el shidartha de hesse
y yo sólo quería meterme entre sus piernas
dejar hablar la sangre y empezar otra vez.
Afortunadamente ella quería también.
Ella creía que yo era un guerrillero
por los libros de trotsky y los discursos grabados de fidel
yo sólo tenía una dispersa ideología
herencia de mi abuelo y aquél poster del che
Ella tenía pensado hasta el menor detalle
y yo la complacía era su personaje
demasiado cansado para pensar
se quitaba la ropa y volvía a empezar
tenÍa fuego dentro
y el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que fuera un hombre sano
deje de emborracharme me hice vegetariano
defendí mi tabaco y en eso no insistió
decía que mi pobreza era una decisión
ella experimentaba en mÍ sus teorías
y yo volqué en su cuerpo todas mis fantasías.
Quería que fuera un universitario
por pura cobardía yo era un genio negado
y retomé los libros y me busqué un trabajo
por miedo a no tenerla desnuda boca abajo
y cambié de provincia y entré en la facultad
por el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que fuéramos una pareja abierta
una prueba viviente del amor más moderno
y yo sólo quería meterme entre sus piernas
dejar hablar la sangre que hablara un poco menos.
Y desgraciadamente ella tenía celos.
Ella acabó casándose con un amigo
al que aún le debo mi libertad
yo no era el personaje que ella creía
y para estar seguro firmé como testigo.
Y al salir del juzgado salió de mi vida
el culo más bonito de toda la ciudad.
Cadáveres exquisitos
Voy con mis muertos a cuestas
mis muertos cómplices famosos
que saltaron desde libros de la infancia
fiebres adolescentes
insomnios sin dinero ni tabaco
o maduros entusiasmos envidiosos.
A esos muertos les canto.
Canto a los que parieron maravillas
en mesas de bares y despachos
en trenes estaciones calabozos
(alguna mansión que también los hay con suerte)
románticos violadores de cuartillas.
Esos no han muerto tanto.
Fueron dioses descreídos y sin planos
vanidosos farsantes imprudentes
neuróticos viciosos tartamudos
llenos de voces que eran vidas prestadas
y por puro descuido me prestaron.
Con esos muertos canto.
Escritores que atormentan mis intentos
con la impunidad insolente de sus logros
la imperfección inmejorable de sus textos
el privilegio al fin de saberse protegidos
y escoger el final de su argumento.
De esos muertos me espanto.
Cómo igualar de chandler la porfía
de cirrótico borracho sin temblores
ebrio de soledad harto de hollywood sin cissy ya
para qué quiero la vida
suicidado en la jolla mientras yo nacía.
Cómo copiar de cortázar el delirio
de clase media alta afrancesada
capaz de cronopiarse en la distancia
llevar en parís
las voces del país que compartimos
y tocarles el culo a las palabras.
Cómo igualar de borges la ironía
que lo hizo viejo antes de los veinte
que lo hizo sabio y niño a los sesenta
y lo volvió buen palpador de secretarias
(no sólo las palabras tienen culo).
Cómo beber de bukowski la dulzura
oculta entre brutales cucarachas
poética entre sabanas pringosas
auténtica
en peleas tugurios y borrachas
y seguir siendo un gigantesco caradura.
Cómo tener de neruda la soberbia
de jardiel la mínima estatura
de reed la rebelde incoherencia
el complejo
que llevó a hemingway tan lejos
de boris vian que me dejen la locura
No me olvido de lorca ni de verne vonnegut
dos passos o soriano
hammet bernard shaw o conan doyle
manuel scorza
bertold bretch quevedo haroldo conti
(siguen las firmas y la deuda crece).
A esos muertos les canto.
Espléndidos difuntos contagiosos
viajeros en baldosas y bañeras
acechados por facturas y dragones
que ya se sabe
resultan mucho menos peligrosos.
y nunca te embargan las princesas.
En el lugar que estén -será una imprenta-
desaparecidos para seguir estando
se reirán de sus viudas de papel
de los críticos
que los redescubren cada diez años
y de los lectores que a cuestas los llevamos.
A esos muertos les canto.
De esos muertos me espanto.
Esos
no han muerto tanto.
FOTO BORROSA CON MOCHILA
Digamos que soy yo
y lo sigo siendo
que la edad es materia de la mente
y evocar el verbo que me queda.
Digamos que la piel es aún la misma
menos elástica en las partes que interesan
que el pelo ya no se lleva así de largo
y la alopecia es una parte de mi herencia.
Digamos que la foto que me asalta
cuando revuelvo papeles y carpetas
tiene el valor de guardarme ese recuerdo
y la malicia de señalar lo que me falta.
Pero es mi foto.
Pero soy yo
perdido en una seca carretera
con la mochila al hombro
y ese sombrero negro
que olvidé en cualquier naufragio.
Llevo sandalias y un vaquero remendado
la misma barba- al menos algo queda-
el mismo desconcierto entusiasmado
dos tallas menos.
No recuerdo quién me sacó la foto
junto a un letrero indicador hoy ilegible
me niego a interrogar a la memoria
sobre aquella que mis dedos olvidaron.
Pero me intriga el embrujo borroneado
y la certeza de saber adónde iba
hace diez años o más
mochila al hombro
camino por delante:
Voy todavía.
HORAS DE VUELO
Empecé a preocuparme seriamente
por la muerte
la semana en que empezó a salirme pelo
en los cojones.
Me refiero a pelo de verdad
y no la pelusa adolescente de hasta entonces.
Con mis amigos hablábamos todas las noches
de la muerte
y yo pensaba con razón que donde hay pelo
si vives lo suficiente
acaban por brotar las canas
como las flores blancas
de la muerte.
Luego caí en la cuenta de que era del todo imposible
que yo llegara vivo a los 50
y dejé preocuparme por las canas.
Quedaba el otro miedo
el miedo enorme a una enfermedad incurable
con su lento desguace y su reloj de arena.
Y un domingo a las seis de la mañana
nadando entre cerveza
les dije a mis amigos
que si algún día me detectaban una muerte lenta
alquilaría una avioneta
la elevaría hasta romper las nubes
y la dejaría caer contra el hotel sol del comahue
en el que se daba cita la aristocracia local
de mi pequeña y patagónica ciudad
y buena parte de las niñas
rubias
ricas
que no me hacían ni puto caso.
Mis amigos festejaron la ocurrencia
hasta que comprendieron que estaba hablando en serio
y dejaron de hablar de la muerte
para empezar a hablar de gabriela
una morena que venía a ser lo mismo.
Simulé olvidarme del asunto
pero durante años me revisaba atentamente
los cojones
y antes de cumplir los veinte
me reconcilié con mi viejo para que me pagara
un curso de pilotar avionetas.
El instructor era un tipo bajito y amable
que acumulaba una montaña de trofeos
y algo así como 6000 horas de vuelo en su carné
pero a pesar de ese historial
como no había hecho la carrera militar
el único puesto al que podía aspirar
era el de azafato en una línea comercial.
En lugar de eso cruzó el país
para enseñarnos a volar
en un pequeño aeroclub de mi pequeña ciudad.
Vivía en el mismo hangar en que dormían los aviones
y yo llegaba casi al alba con pasteles
y hacíamos café antes de ponernos a limpiar
la pipper de metal madera y tela del año 39.
Él siempre hablaba del cercano día
en que su mujer y su pequeña hija llegarían
para vivir con él en una pequeña
y bonita casa
con jardín.
Y algunas veces hasta yo me lo creía.
Pero sólo algunas veces.
Cuando empezamos a volar de verdad
la primera vez
apunté con el morro de la pipper
al perfil altivo del hotel sol del comahue
y me sentí mucho mejor.
Cuando bajamos me dijo el instructor
que yo servía para aquello
pero si no quería seguir la carrera militar
lo que tenía que hacer era acumular
horas de vuelo.
Acabaron las clases y solía verlo
en alguno de los bares
en los que yo acumulaba horas de vuelo
y una noche borracho confesó
que su pequeña mujer lo había abandonado.
Luego no lo vi más y supe que se marchó de la ciudad.
Después, mi vida fue resbalando cuesta arriba
había tanto que hacer:
una revolución que parecía posible
tres o cuatro amores imposibles
los cuentos los poemas las novelas.
Ocurre más o menos así:
La vida te va viviendo
y tú la bebes
y en ese trago se agotan las botellas.
Un día aterricé en este país
en el que la gente reía con el mismo acento
que mi abuelo
y me sentí uno más
y empecé a saltar como una ficha de parchís
de ciudad en ciudad
acumulando horas de vuelo.
Supongo que no puedo quejarme
los poemas y los cuentos siguen ocurriendo
el amor también ocurre todavía
las novelas esperan su momento
de la revolución mejor no hablemos
me temo que hablamos demasiado
y no hicimos casi nada.
Hace unos años adquirí la higiénica costumbre
de afeitarme periódicamente los cojones
pero como soy un descuidado
lo olvido durante meses
y luego me toca hacerlo sin mirar
tiene su mérito.
Levo cinco años soportando unas molestias
en la tripa
que calmo tomando cada día
unas pastillas que un médico piadoso
me recetó para usas dos semanas como máximo.
Y siempre me las apaño para dejar pasar el turno
de esos análisis urgentes
que mi doctora me ordena cuando la asusto
y la seguridad me concede para seis meses después.
Lo malo es que hace poco desperté con la certeza
de que por estas fechas más o menos
mi antiguo instructor de vuelo
se habrá jubilado de azafato en una línea comercial
y le habrán dedicado un pequeño y emotivo acto
para regalarle un reloj bañado en oro
antes de mandarlo para siempre a mirar el cielo
con su pequeña mujer
en su pequeña y bonita casa con jardín.
También caí en la cuenta de que me faltan
unos tres años para cumplir los cincuenta
y entre las piernas siento un cansancio de cana.
Así que pido mil perdones
por interrumpir aquí este anteproyecto de poema:
tengo que ir a revisarme los cojones
y de paso averiguar
a cuánto cuesta en estos tiempos
el alquiler
de una avioneta.
MILONGA DEL SOMBRERO NEGRO
Llevo 20 años sin responder
La pregunta del dilema
Volver o no volver
Volver adónde
Volver a qué
Si todavía albergo en la nariz sin olfato
el aire de eucalipto en diagonal
de ciertos otoños de neuquen
y en el dedo medio de la mano izquierda
me sigue quemando el asombro feliz
de la entrepierna de una muchaha inolvidable
que creo
se llamaba mabel.
Volver adonde
Volver a qué
Si aqúel sombrero negro
de imposible vaquero
que me arrebató el viento
el verano del 86
no ha dejado de volar con sus alas de cuero
entre puerto madryn y esquel.
Y el nene de mofletes colorados
que escapaba de un perro negro
en una bicicleta de mujer
sueña algunas noches cuando tiene miedo
con el perro aquel.
Volver adonde
Volver a que
Si en cordoba hay un empedrado con las huellas de mi cara
y las viejas que vivían a la vuelta del estadio de Talleres
siguen hablando de las noches en que una novia
loca
me perseguía desnudo hasta la calle
para dejarme entrar
una hora después.
Si floté en la nada de las aguas
de las termas de rio hondo
a los trece y a las dos de la mañana
y no quise dejar de flotar
desde esas vez
Volver adonde
Volver a qué
Si cuando me enfado digo jilipollas
pero cuando me enculo
se me escapa un pelotudo
que rescata todos los acentos olvidados
en la pe.
y tengo las mismas ganas de ir al baño
que aquél dia
que llegué a barajas y corrí a tirar de la cadena
para v er si lo de corilis era cierto
o solo otra mentira de la cia.
Volver adonde
Volver a qué
Si en ceuta sembré un hijo africano con ojos de cometa
y en melilla una hija con alas en los pies
y no supe
ni pude
quedarme a verlos crecer
Si he nadado en tres mares
si en madrid he dormido
si soñé en marrakesh
y todos los vientos me sonaban
al viento silbador
que me enseñó a escribirme los poemas
mientras volvía andando a casa del colegio
por haberme gastado en cerveza o cigarrillos la plata para el colectivo.
Soy el que siempre está de paso
soy el que nunca ha venido
soy ese hombre espaldas
tan ocupado en irse siempre
que nunca tiene tiempo
de volver
Volver adónde
Volver a cuándo.
Volver a qué
OFICIO Y BENEFICIO
He sido
un mal comerciante a pesar de mis ancestros
fui vendedor de sábanas a domicilio
en discretas casas de putas
había sábanas doradas con palomas y crepúsculos
sábanas azules con olas y gaviotas
sábanas verdes con selva y loros
y un tigre oculto en el follaje
y las putas compraban y compraban
y alguna exigía que estuvieran probadas
(no fueron tantas)
y mis jefes se asombraban del volumen de mis ventas.
También fui vendedor de novelas baratas
de enciclopedias falsificadas
de desinfecciones contra las cucarachas
con un líquido famoso americano
que era agua coloreada y nada más
pero yo tocaba el timbre con mi mejor corbata
la dueña de casa decía que le recordaba a su hijo
y yo vendía el servicio
para que mis compañeros disfrazados de astronautas
bañaran las cucarachas de líquido famoso
y coloreado.
Fui peón de albañil un mal peón
(tampoco he servido para jefe)
fui camarero en bares poco recomendables
y hoteles de lujo cinco estrellas
con las mismas cucarachas de inquilinas
jugando al póker en los azulejos de la cocina.
Fui disc jockey bebedor irresponsable
otra vez un pésimo comerciante
(perdón papá)
y librero siempre regalando libros
pizzero reinventando variedades
locutor con tos tabaco negro
guionista de la tele redactor publicitario
peón de almacén un mal peón
(tampoco he servido para jefe)
Fui vendedor de discos detestables y de los otros
jefe de vendedores de discos detestables
gerente de una cadena de casas de discos detestables
y otra vez desempleado.
Fui operario aturdido en una fábrica
más o menos clandestina
de envases de plástico transparente
y había que ser malabarista
para recogerlos cuando la máquina los escupía
y tener cuidado con la guillotina
y respirar partículas de plástico flotante
y comer plástico minúsculo
y frotarte con cuidado en la ducha
para no cortarte con cristales de plástico.
Tuve un quiosco de prensa y lo perdí
tuve otro y no recuerdo lo que hice
tuve una revista de protesta
y ni siquiera me la clausuraron
fui periodista y nadie me compró
(lo peor es que ni el precio preguntaron)
artesano de collares y pendientes
hechos a mano
tapices pulseras y carteras
hechos a mano
llaveros bolsos y colgantes
hechos a mano
y me salieron ampollas en las manos.
Fui carpintero aprendiz de corte oblicuo
y ayudé a un tipo a encontrar dos de los tres dedos
que la sierra le rebanó en un descuido.
Fui encargado de noche en un hotel de fracasados
y pasaba las horas en el charco de una lámpara
escribiendo poemas estudiando
y fabricando collares y pulseras
que las putas hacían comprar a sus clientes
y me devolvían al salir con más ojeras
para volver a comprarlas otra vez.
(ahora que lo pienso
he conocido más personas decentes
entre putas y travestis
que entre personas “decentes”)
Fui mantenido por mujeres
muy poco tiempo
no llegué a ser un chulo
( ya he dicho que no sirvo para jefe)
y me bebí la existencias de una boite
de la que fui por unos días el gerente
(está visto que no sirvo para jefe).
Se me mezclan en el orden los oficios
algunos fueron antes y otros son todavía
los hay tan breves que no ocupan el recuerdo
lavaplatos escritor sin firma soldado a la fuerza
taxista por tres días y cuatro multas
-repartidor de folletos no lo cuento
porque los dejé en la papelera-
ladrón de gallinas con talento
el mío no el de las aves que eran bobas
y caían ante el ingenio de mi método.
Fui avisador de falsas redadas policiales
en un bar en el que jugaban por dinero
y vendedor de condones robados
que no usados
(hasta yo tenía mis principios)
y de rifas a mi propio beneficio
era el más necesitado.
También fui casi socio
de un casi suegro que se detuvo a tiempo
(en realidad lo hizo su hija
que se fue con un teniente)
y nos ahorró a los dos
-su padre y yo-
un matrimonio y un mal negocio
que sería para el teniente
(no se detuvo a tiempo).
Me asombra
porque siempre he sido un vago
cada vez que paso lista a mis trabajos
y al comenzar esta noche el requisito
de un currículum que nadie leerá
(todo está decidido de antemano)
no pude resistirme a la verdad más que variada
de mi vida laboral hasta la fecha
mañana más sensato lo intentaré de nuevo
con datos académicos
fechas
certificados
y las mentiras de rigor
que son verdades a medias bien escritas.
Pero omitiré por pura cobardía
al definir mi perfil de gran promesa
la única verdad incuestionable:
que nunca he servido para jefe.
LA PEQUEÑA MUERTE
Algún francés
de mal follar
dijo una vez
que el sexo era la pequeña muerte.
Y me temo que hablaba de su sexo.
Porque la pequeña muerte acecha
en lo pequeño
en el número de teléfono que nunca marcas
aunque debas
en las frases que no sueltas nunca a tiempo
en el telediario de las tres de la tarde
en las noticias de las nueve
en la reseca estepa de los sueños
que más temes.
La pequeña muerte da mordiscos a tu amor
con sus diente de sibila
se desayuna tus ganas de bautizar las mañanas
se nutre de tus fracasos a mediodía
y por la noche te acuna con sus brazos
de autocompasión podrida.
La pequeña muerte
como un pequeño perro feroz y faldero
una piraña solitaria en tu pecera
un miedo enano que nunca te decides a pisar
ciertos olvidos que te inventas
para poder recordar sin consecuencias.
La pequeña muerte sabe
que cuando callas
tus palabras se cocinan en su sopa de saliva
sentencias hervidas o al vapor
condimentadas con la sal que ya no sudas
y crece sin contar las calorías.
Esa muerte de bolsillo
esa pequeña y mala puta con los ojos pintados de ironía
se pone sus mejores bragas
medias tentadoras
zapatos nuevos
y taconea siempre a dos metros de ti
para que puedas escuchar sus pasos
que te acusan y perdonan.
Está en la cola del súper
no paga el viaje en el metro
se cuela en todos los autobuses
y se conoce de memoria el horario de los trenes
de cercanías.
Sabe todo lo que pierdes
lo que te aterra conquistar
lo que bosteza cuando quisieras gritar
y no te atreves.
La pequeña muerte cotidiana
avanzadilla de la muerte grande
muestra gratis de la nada
que habita en tu cama en tu cocina
en el atasco de las horas punta
en esas vacaciones que no alcanzan
en la mirada feroz de las vecinas
en los ojos de los otros
de todos los otros
en la tela de araña
de tus propias pupilas
Esa pequeña muerte que nos asesina
poco a poco
día a día
y que no puedes matar cuando la buscas
esa pequeña muerte predadora de migas
ese inocente canario que nunca desafina
esa muertecita de mierda
esa alimaña:
esa enjaulada mascota
que se llama
rutina.
PERSONAJES
Soy un ladrón de cuerpos
lo confieso
y temo que ni siquiera un buen ladrón
de guante blanco o navaja precisa.
Digamos ladronzuelo de momentos
cambiarles el nombre
vestirlos con palabras
o recuerdos
y sentirme dios por un momento
poniéndoles un charco en el camino.
Les tengo miedo
doméstico y cercano
pero miedo
porque los personajes
que me tienen
se me parecen en rencores y perezas
son vengativos
sin mancharse la conciencia
y cuando matan no tienen pesadillas.
Entonces si una noche
se pusieran de acuerdo
para cobrarme afrentas y fracasos
amores negados
torpezas impuestas
si una noche decía decidieran
pasarme la factura a tanta deuda
me apuñalarían de adjetivos
me castrarían los verbos
me envenenarían de diálogos insólitos
me torturarían con el filo de una esdrújula
o peor aún
mucho peor
me escribirían a su antojo y semejanza.
A partir de hoy
seré un buen dios
para mis personajes
nunca se sabe.
A UNA MUJER QUE FUMA
Nunca he podido querer a una mujer que no fumara.
Son tonterías
lo sé
que soy un tonto
atado a la películas que vi
cuando era niño
cuando era algo
que vivía esas imágenes
a 24 emociones por segundo.
Pero lo mío con el humo y las mujeres
que lo expulsan y lo beben
es más que la mitología irregular
de una butaca
y es que nunca he podido querer a una mujer
que no fumara.
Hay algo distinguido
algo animal
algo que desafía la propia y femenina nicotina
en una bella mujer que fuma
espere
o no
al hombre de su vida
al golpe de su vida
al desengaño de su vida.
Y por supuesto
no haría falta matizar
que nada tiene que ver esta fascinación
con la fálica pintura de una mujer y un puro
-seamos maduros
aunque seamos hombres-
porque la imaginación es humo
y la sensibilidad la brasa
y al otro extremo ella eleva la barbilla
y traga el humo
y el pelo se desliza hacia atrás
y entorna ojos
que siempre guardan el mejor-peor de los secretos.
Y el humo sabe
por efímero y constante
que en el momento en que ella le da vida
le da muerte
y todo después será este deshacerse
en arabescos
que nadie sabrá leer a ciencia cierta
porque con una bella mujer que fuma
cualquier ciencia es incierta.
Quedan teólogos de lo supuesto femenino
que niegan al fumar delicadezas
¿quién la pide?
hablamos de mujeres y no de porcelanas
hablamos de corrientes
de corrientes en contra
de dedos como dagas
como alas
como alivios
cuando sostienen el frágil cigarrillo
y lo convierten en algo más
que un cigarrillo
en algo menos que una breve alegoría.
Y sin embargo
cuando te veo fumar
y no me miras
repito siempre la sensación
de que soy yo eso que fumas.
Y me hago humo en un momento
humo feliz de andar girando en remolinos
de conocerte dentro
y sin pensar
jamás
en ceniceros.
POEMA FINAL
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
porque los de amor me abochornan y provocan
los de corte social me suenan a vergüenza propia
y los autobiográficos
se parecen a esas películas americanas
en las que el protagonista no es del todo malo
aprende algo
y luego muere.
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
de nada sirve ir desnudando las palabras
si los navegantes del nilo en la barca de una hache
decían la verdad
y escriba yo o no escriba
la opinión pública seguirá teniendo
una ele de más.
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
porque al hacerlo no me crece el alma
ni la polla
y la inmortalidad
al fin lo he descubierto
te la conceden
si te toca
cuando llevas medio siglo muerto.
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
porque me temo
que si como dice gloria gil
empezamos a ganar los perdedores
en caso de seguir ganando
seamos tan hijos de puta
como los viejos ganadores.
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
No quiero convertirme en el pelmazo
que apunta su salero adónde escuece
y le propone a le gente que pegue cabezazos
cuando él aún no ha recibido aún los que merece.
Voy a dejar de escribir poemas
para siempre
porque ya no me apasiona ningún tema
es una decisión indeclinable
que he tomado el martes por la tarde
cinco minutos antes
de empezar a escribir
este poema.
Los poemas de Carlos
Por
Sara Rosenberg
Antes de decirlo, debo decirlo. En honor a la amistad y al placer que me da leer sus poemas, debo decirlo sin ninguna
vergüenza, porque con él se aprende algo muy importante, yo diría que esencial, que es un modo especial de reírse para perder la
vergüenza.
Y por eso lo digo ahora, al comienzo, porque también lo diré al final, y lo digo sin vergüenza: siempre quise saber que
había debajo de su pañuelo negro, y nunca me atreví a preguntárselo. Ni hice siquiera un amago –podría haber inventado un
accidente cuando un paquete de cigarrillos se cae de la mesa por ejemplo, o cuando hay un día de viento de meseta- por quitárselo.
Pero al leerlo, y al darme cuenta de todo lo que hay debajo, he desistido. Quiero que siga muchos años más en el secreto
y con el tesoro del pirata escondido debajo del pañuelo, dejándonos de vez en cuando la puerta entornada para entrar a través de su
poesía. Además, mi curiosidad ha caducado, ahora que la cercanía con sus poemas ha vuelto transparente lo que creía que ocultaba
-y aunque cambie de colores los pañuelos y se ponga uno rojo o uno verde o amarillo- ya sé que su estación será siempre la del negro
indestructible. Y si algún día se quitara el pañuelo- que sería como abrir la caja de Pandora- aléjate, que han de empezar todavía más
fuertes, los truenos.
“Te he pedido amablemente que te mueras”, me dice al comienzo del libro. Y quizás sea el poema más autobiográfico de la
larga autobiografía que es la poesía de Carlos. Pero este poema especialmente, es un poema donde se define, y por supuesto, se
quita el pañuelo. Cuidado. “Imitación correcta de un tipo incorrecto”, nos dice, y anuncia la serie de interrogantes con la ternura más
oculta, como la semilla que celosamente guarda el fruto cuando está a punto de ser otro. Y si la guarda así, y si así la protege supongo
y se que es porque con lo que todavía le queda de carne está increpando al mundo –o ala tierra- que le ha negado un lugar para el
nacimiento. Tanto, como para que haya que inventarlo. Inmenso trabajo. ¿Por qué? ¿Por qué no encuentro ese lugar?, parece
preguntarnos mientras seguimos caminando sobre nuestras propias sombras que no hablan.
En “Estaciones”, la imprecación se vuelve bendición, en el sentido religioso de la celebración compartida, y es la fiesta de
la vida. Carlos se cansa de gritar y canta. Como los poetas más arcaicos. Es un alto en el camino del desvalimiento, y de la bronca
de ser tan desvalido como tierno, y de la coraza que nos pesa “Sentir nostalgia de lo que aún no has conocido/ es una maravilla”, para
tentar otra vez al destino y convocar a la vida en medio de tanta muerte próxima. También, aunque más sombrío, es elegíaco el
“Nocturno de Buk”. Su bienamado Buk. El elegido. Y como en todo poema de amor, hay eternidad- o preguntas sobre ella- de la buena,
la imposible, por eso “brinda, como siempre, por el milagro de la sed”.
Y entonces, “Sólo soy el error/ que confirma la regla”, continúa en el poema siguiente “Candidato a reo”, y reclama otra vez
el lugar negado, para que brote cristalina como el agua la ira capaz de mover montañas. Quizás, en su caso, la poesía es el arma
cargada de presente, -o eso entiendo que me dice-, quizás sólo la ira pueda mover las pesadas piedras del horror de cada día. Para
que sepa que la ira también es amorosa. Que el amor reclama impetuoso la pérdida del límite, clama contra tanta estupidez, -nada
que ver con el amor romántico- y es certero, y cierto en él: el amor es una feroz convocatoria a otro mundo, a otra vida, no inaugurada
todavía. Como si el amor fuera el viaje del “yo” hacia un nosotros por ahora imposible.
Por eso, porque no habrá nosotros en este mundo, Carlos se declara culpable de la muerte de sus helechos. Podría
decomponer infinitamente la palabra “helecho”, encontrar el juego fonético, pero esa es tarea del que lee y no del que ha leído y ya
tiene el poema de sombrero, con los helechos prendidos debajo de la cinta que lo adornan.
El hecho es que la “La gente llora vía satélite/ en cada aniversario de las torres gemelas/ pero apenas suspira ante los
videos de millones de africanos/igualados por el hambre”, y entonces es mejor mear sobre los hel-hechos. Gritar, quizás, otra vez.
“Cambalache XXI”, es un espejo invertido con ritmo de telediario. Contundente.
El poeta blasfema contra esa boca careada capaz de devorar hasta “la cara del Che estampada en calzoncillos con relleno”,
y al final, llega el conjuro del niño incapaz de soportarlo. Por la vida y por la poesía, nos dice Carlos, saltará eso que llaman mundo,
en pedazos.
En “Lo que sobra”, un clásico y hermoso tango, volvemos al tema del amor. El amor perdido que mira con y por dolor hacia
delante. Como si más allá del amor el horizonte posible fuera sólo otro gran amor.
Y entonces él, en un golpe de timón, nos lleva hacia el paisaje en “Lavapiés 06”, pero a un paisaje que es al mismo tiempo
la mirada de aquel que jamás se desprenderá de su propio e intransferible desastre y que por eso clama -y reclama- “desde el alma
ligeramente arratonada” del superviviente.
“Volver”, es un desafío al clásico de Gardel (O de Lepera), un dar vuelta en ese lugar que es también mío, -y al que algunos
llaman exilio- , hacia un lugar al que nunca se vuelve porque es tiempo de infancia y no hay avión que valga, sino hermosas y terribles
palabras: “Pero nada llega/ ahora que llego” y “Porque está escrito que mi patria/es la distancia”.
Es hora de hacer cuentas. Balances imposibles. Y estamos entrando a “Soy una mierda de poeta”: “porque un nenúfar me
sigue pareciendo un coño mustio”, que nos lleva hacia una radical toma de partido vital y literaria, para decirnos que sólo le interesa “de
los héroes la duda/y también de los malvados”. Vindicación del NO y de la amistad, y nuevamente con su querido Buk, que es también
un poeta del amor. Amor con mayúsculas si eso se puede decir así. Y que es el que nos entrega en “Parte del mar”, al escribir que “lo
importante no es estar muerto o estar vivo/ sino aprender el pulso ajeno/ el rumbo de los ríos/ y por un instante al menos/ sentirte parte/
de la sangre del planeta”. O cuando ingresa en su propia alcoba sin abandonar nunca la tierra –o eso que llaman universo-, en el poema
Ella: “Cuando la conocí tuve el proyecto/ de dibujar con las constelaciones de sus pecas/el mapa más celeste de la tierra”.
Entrar a “Cosecha 59”, no es confortable y es inevitable sentir lo que de himno generacional tiene. Puedo reconocernos “con
una pierna en cada orilla de un río que no existe”, y en la reflexión que hace como viaje de vuelta -(que no de ida como en su novela)-
con una única valija donde lo único que cabe es “que todo y nada podía cambiar”, nos dice Carlos, y afirma una vez más la duda como
único puerto. “Cosecha del 59: nacidos para dudar”, cierra el poema. En “País Robado, País Borrado”, qué decir que no haya dicho
sobre la palabra incandescente. O acaso eso sea la poesía. Un dolor de quemadura. Ni olvido ni perdón.
En “Dloce far niente”, volvemos a caminar de su mano por los años de la adolescencia interrumpida. Y la historia, al volverse
singular se calza otros zapatos, para ir hacia “Mi poética cotidiana”, donde un Carlos con pañuelo de pirata, nos quiere decir que es un
adulto, y que inventa esas figuras que él llama personajes o a veces almohadas para dejar que vuele su cabeza y que el pañuelo sea la
vela de un barco que no llegará nunca al puerto. Cómo no recordar a Vallejo, tan querido, al leer “Si muero antes de tiempo”. Pero al
recordarlo, estamos entrando en otra forma de hacer poesía, es un viraje que se produce a la altura del vater, a través del que buscamos
el mar. “Para llegar al mar me las arreglo/Me va a sobrar el tiempo”. Si yo fuera o fuese académica, debería decir algo así como que en
“Memorias del hombre peonza” la poesía se vuelve un relato, es plenamente narrativa, que tiene ciertas pautas de la escuela surrealista
o del letrismo. Pero, para mí, que no profeso en academias, el “Hombre peonza” es pura alquimia, forma transformada de habitar en la
palabra, y a eso me refiero. Tiene la capacidad de ponerme a rotar cuando me dice “Y vas/ en este viaje circular y necio/que no empieza
ni termina en punto cierto”. Doble alquimia, por la música y la forma del poema, que termina casi detenido, deteniéndose: “Ahora que
empiezo/ a girar/ cada vez/ un poco más/ lenta/ mente”.
En “Así”, Carlos vuelve a hacer un pequeño homenaje a la poesía, y no debería decir pequeño sino escondido, porque a él no
le gustan los homenajes y esas cosas que los rondan, pero no puede ocultarlo del todo y entonces profiere: “Ni me importa que exista/
la póliza de seguros contra el miedo a uno mismo”. Acaso sea toda una declaración de principios. Si hubiera un principio, que es lo que
parece. Y en ese caso lo hago mío.
Si además de ser incapaz de hacer análisis académicos, yo supiera al menos cantar, al “Balance provisional” lo cantaría por
las esquinas de la ciudad para que todos fuéramos un poco más felices por habitar esta tierra. Y sobre todo, lo haría para aprender a
detenernos y a escuchar.
Llego a “Tareas de invierno” y me divierto con sus palabras y por las coincidencias, porque en cierta forma así lo percibí
cuando me habló por primera vez con esa voz ronca de tabaco negro y aguardientes, -y que saca de algún lugar que me imagino más
allá de la garganta o los pulmones-, para decir: “Tengo tanta hambre de vida/ que me como la vida a dentelladas/ y sin descongelar/ lo
suficiente”. Y ese es el misterio del placer de que Carlos te interrumpa y hable siempre o casi siempre. Así. Urgente y con urgencia.
Y que se contradiga y te diga de pronto que va a darte “Instrucciones para llegar viejo al siglo XXI”. Es un misterio además que una lo
escuche, y coincida, y se alegre, y hasta se ría, que es lo mejor que puede suceder con un poema (reír y/o llorar): “Toma
distancia/para estar a salvo/ de los otros/ de nosotros.”
Entonces, dios viene a pedirle un Bloody Mary para que pueda escucharlo sin vergüenza una vez más, y sin cobrarle. La
risa se hace río, y el sigue contando la historia de sus novias, y de “tres negocios infalibles y fallidos”, en “El culo más bonito de la
ciudad” para comentar que “ella experimentaba en mí sus teorías/ y yo volqué en su cuerpo todas mis fantasías”.
Sin sosiego, va del dios que toma Martinis sin pagar a pesar de su próstata, y del culo perdido de esa novia de provincia,
a la escritura, la constante, la de los “Cadáveres exquisitos”, y sin sosiego dice de ellos que “Con esos muertos canto” “De esos
muertos me espanto” : Chandler, Cortazar, Borges, Bukowski, como no, Jardiel, Reed, Hemingway, Vian, Lorca, Verne, Vonnegut,
Dos Passos, Soriano, Hammet, Shaw, Conan Doyle, Scorza, Brecht, Quevedo, Conti. “A esos muertos les canto”, y nosotros lo
acompañamos y coincidimos, tenemos los mismos “Espléndidos difuntos contagiosos”, “Viajeros en baldosas y bañeras”. Y es por eso,
nos dice Carlos, por la escritura, es que ellos “No han muerto tanto”.
En “Foto borrosa con mochila” vuelve a preguntar por el tiempo y afirma una vez más sin inmutarse “voy todavía”. Infatigable,
se viste de pasajero y nos lleva a “Horas de vuelo”, un largo poema-cuento o cuento-poema, que nos recuerda que “La vida te va viviendo/
y tu la bebes/ y en ese trago se agotan las botellas”. Para hacer una inflexión, tomar aire, y decir “Y entre las piernas siento un cansancio
de cana/ así que pido mil perdones/ por interrumpir aquí este anteproyecto de poema”.
Pero, no temas, es infatigable. O sea que retoma casi al final del libro el viejo tango, y ese verbo sin respuesta –volver- para
cantar su Milonga del sombrero negro. Volver a dónde. Volver a qué. Quizás sólo por eso se esconde debajo de su pañuelo, “Si he
nadado en tres mares…Y todos los vientos me sonaban/al viento silbador/ que me enseñó a escribirme los poemas…”.
Lo dicho, es infatigable, y analiza otra vez cómo es eso, cuál es el milagro de transgredir, y de inventarse, en el poema
“Oficio y Beneficio”; pone por sujeto a la historia, la nuestra, y hace que se ría desde lejos, de nosotros y con nosotros.
El libro va llegando al final sin perder el ritmo del Allegro. Discute la “Pequeña muerte” y la nombra rutina, para desafiarla.
Y en “Personajes” confiesa cómo roba –o inventa-para poder seguir viviendo. Es aquí cuando el Allegro se torna fuga en el humo de
“A una mujer que fuma”, que tan cotidiano y efímero, se desvanece: “Y me hago humo en un momento/ humo feliz de andar girando en
remolinos/ de conocerte dentro/ y sin pensar jamás/ en ceniceros”.
Pero, -así es él de contundente-, nos amenaza con un “Poema final”, amenaza con dejar de escribir mientras empieza otro
botellín u otro Martini con dios, para reírse de él y de su paso. El humor es algo serio, y muy difícil. El gran buen humor, aquel que sobre
todo, saber reírse de uno mismo con ternura. Y Carlos en eso es un maestro. Por eso, quizás no se quita el pañuelo y he llegado a
sospechar que debajo hay otra boca que se está riendo ahora mismo, cerca de su frente. En el fondo, me digo, esa debe ser su única
región púdica. Todas las otras, son un regalo a los demás, al triste y al perezoso, por igual, una convocatoria a dejarse estacionados y
a reírse un poco de si mismos. Al final, no es más que una forma de celebrar el nosotros, y la risa compartida.
Y por eso, en el poema enumera todos los oficios que fue –fui- para decirnos que nunca ha servido para jefe. No podría serlo,
los jefes actuales suelen ser serios en el peor de los sentidos, desconocen la risa y sobre todo, no podrían jamás reírse de si mismos,
y tampoco, eso dicen los expertos, se conoce algún jefe capaz de escribir poesía. Sólo algún jefe indio y libertario lo hizo hace mucho
tiempo, y como castigo recibió el encierro en una reserva de las llanuras que le quitaron a su tribu. Mientras tanto, Carlos escribe, y ríe
en las llanuras de la ciudad y en las montañas de su barra en la que recalan viajeros sorprendidos para hablar del dios del Bloody Mari
y como no, del amor, de la guerra, y de todas las inimaginables formas de continuar despiertos. Hermoso libro, gracias.
Sara Rosenberg, 15 de marzo, 2008.
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