YGDRASIL: A Journal of the Poetic Arts

March 2011

Spanish issue 12


Issue Editor: Mois Benarroch

Editor: Klaus J. Gerken

Production Editor: Heather Ferguson

European Editor: Mois Benarroch

Contributing Editors: Michael Collings; Jack R. Wesdorp; Oswald Le Winter

Previous Associate Editors: Igal Koshevoy; Evan Light; Pedro Sena

ISSN 1480-6401


INTRODUCTION


CARLOS SALEM: 

EL ENCAJE DE LAS FIEBRES, EL MILAGRO DE LA SED

Por

Ana Pérez Cañamares


A Carlos Salem, en persona, yo lo habré visto un par o tres de veces y siempre en su bar. Y si cada vez me ha parecido que reanudábamos 
una conversación ya vieja, es porque al alma de Carlos ya me había asomado unas cuantas veces, en cada poema suyo. Carlos también 
tiene un bar en su alma, un local acogedor, por el que pasa la vida, un lugar lleno de llanto, risas y un rincón en el que sentarse cuando 
todos se han ido y escribir las palabras que lo cuentan todo. Hasta a dios le ha podido la curiosidad y se ha asomado por su bar.

A través de los poemas de Carlos, se intuye que ha estado en el centro de la vida, y sin embargo se las ha apañado para retirarse a sus 
márgenes para relatar lo vivido; ha sacado tiempo, arrancado a la noche, al dolor, al amor y a las resacas, para celebrar y maldecir,  como 
han de hacer todos los buenos poemas; y con una vitalidad, “eufóricamente triste”, que se contagia.

“tengo tanta hambre de vida
que me como la mía a dentelladas
y sin descongelar
lo suficiente”.

Si habla de Bukowski, no es casualidad  ni impostación.  De él toma la ternura del que ha visto la humanidad en el fracaso; sin cansancio 
en la mirada –con un “ingenuo cinismo”- a pesar de la multitud de rostros, de las desfiguraciones de las borracheras,  del ruido de las 
voces. Se nota que sabe que la noche y el día se acaban y que al final siempre hay algo por lo que brindar; que la esperanza, si llega, no 
suele hablar hasta las cuatro de la mañana, cuando la verdad se da por segura en la voz de los borrachos.

“Supongo que a vosotros os pasa/más o menos lo mismo/pero vosotros no soy yo”: por eso su voz enriquece, porque él no es nosotros, 
pero también acompaña, porque hemos transitado por idénticos lugares. Y cuando presta su micrófono, es el primero que escucha, deseoso 
de ser sorprendido y emocionado. (“por saber/que el saber/estrangula los misterios/y suele dejarte con la boca seca”). Carlos, se ve en sus 
poemas, es de esa gente que habla mucho: pero nunca antes de haber escuchado lo que el otro tiene que decirle. Su primera tarea como 
hablador es esa: escuchar. Y como poeta, abrir bien los ojos y los brazos.

Los poemas de Carlos te hacen recordar tu propio pasado –tus amantes, tu juventud, tus noches locas- como se recuerda el pasado en las 
películas en blanco y negro: con nostalgia, con elegancia, con agradecimiento, con sobriedad. Sabe Carlos que la memoria engendra, que 
en la memoria a veces, omo sucede en la memoria de su  país, los hijos borrados paren a sus madres. 

“Donde nací,
al acto de irse se le llama borrarse.
Yo me borré
antes
de que me borraran
la memoria”

Con cariño, como con el pie de su amada, Carlos juega con las palabras. Y las palabras se dejan querer:

 “Ahora que todo se ha quedado en nada
los poemas que escribo me suenan a declaración de la renta
y en cada verso me defraudo
y en cada verso te desgravo”

Dándole al juego, al humor, la importancia del que ha llorado mucho. 

“Si muero antes de tiempo
de mi tiempo
-	que será en domingo
sólo para fastidiar a los amigos”

Sabiendo que la alegría no es gratis; la alegría, más allá de que sea justo o no, es para quien la trabaja. La duda, para el que piensa sin 
prejuicios, con matices, para quien abre bien los ojos. Y la patria, para el que se siente a gusto –por fin- en su piel, porque al menos le 
ha traído hasta aquí. 

“Soy una mierda de poeta
lo sé
porque me niego a exprimir mis palabras como piedras
o rocosas naranjas
hasta extraerles un zumo
tan volátil y exquisito
que sólo puedan disfrutarlo un par de selectos paladares”

No: la poesía de Carlos es como una cerveza bien fría, al alcance de todo aquel que se pare a paladearla. Parafraseando a Carlos:

leer en tu alma
abierta 24 horas como el bar que soñamos   /es una maravilla.



Poemas 

de 

Carlos Salem



(Poemas de “Foto borrosa con mochila”, “Cosecha 59”, 
“Si dios me pide un Bloody Mary”, y “El culo más bonito de toda la ciudad”) 


TE HE PEDIDO AMABLEMENTE QUE TE MUERAS


Te he pedido amablemente 
que te mueras
te lo he pedido de buenas maneras
pero nunca me haces caso
me acechas
al amparo de las espesas resacas
a salvo del miedo
del amor
de las erecciones matinales
y de la acidez del alma que no se calma con pastillas.

Te he pedido amablemente 
que te mueras
con palabras
con hechos
alguna vez a hostias.
Pero nunca te mueres y me sigues
como un puto perro que no conoce la diferencia
entre fidelidad y lealtad.
cono un maldito perro 
cojo e inclinado.
No me dejas en paz ni por las noches
y hasta sospecho que te burlas de mis pasos errados
que te tiras a todas mis ex novias
que pateas cachorritos por las calles
o haces gestos obscenos cuando pasa una muchacha 
viva
por la acera.
Y eso que llevo años pidiéndote 
amablemente
que te mueras.
Pero tu vocación de triste fotocopia
imitación correcta de un tipo incorrecto
tu deforme cabeza
te impiden hacerme ese favor
con todo lo que dices que me quieres.

Te he pedido amablemente
que te mueras
que te disuelvas
que dejes de perseguirme con tu empeño de censor
juez
o policía
con tu espumosa estela de reproches.

Pero como llevo años pidiéndote amablemente
que te mueras
y no obedeces
he pensado en la forma de joderte.
Un día de estos
no diré cual
ni diré cuándo
para que conozcas el terror de las vigilias
pero un día de estos voy a morirme
Y estoy pensando en cambiar mis últimos deseos
pedir que no me quemen y me tiren al váter
como llevo años pregonando.


Tal vez
después de tantos años 
pidiéndote amablemente 
que te mueras
un día cualquiera
me muero yo
hago que me planten
a dos metros bajo tierra
y a ver a quién persigues entonces
jodida sombra.


ESTACIONES El sol de bote del invierno si transparenta las bragas de las nubes /es una maravilla la lluvia que bautiza a perdigones los cristales de mis gafas /es una maravilla la insurrección de tus pezones contra el frío que le enseñan el braile a cualquier tela /es una maravilla. Una flor de primavera si es más que un manojo de lágrimas de plástico /es una maravilla el amor inocente de los otros /es una maravilla las resacas ligeras como párpados /son una maravilla Las faldas de las muchachas en verano con esa vocación de servilletas o de mantel individual que augura un buen bocado /son una maravilla usar las noches como días mejorados de penumbra /es una maravilla dormir en un portal la borrachera de algún amor casual y despertar sin que te hayan atracado /es una maravilla. Diagnosticar la radiografía del otoño analizando el esqueleto de los árboles /es una maravilla sentir nostalgia de lo que aún no has conocido /es una maravilla la balada para un loco de piazzolla cantada por valeria en la recoba a las seis de la mañana /es una maravilla. Ahora que el invierno ha regresado acecha como un oso entre la nieve y las gripes se disponen a tejer en mi piel el encaje de las fiebres ahora que a veces creo que este invierno puede ser mi último invierno me encantaría cruzar el lago helado lavándome de las premoniciones y ser capaz de llegar vivo a la otra orilla para volver a empezar a transitar mis estaciones. Si lo consigo /será una maravilla.
NOCTURNO DE BUK Con un pájaro azul atrapado en el pecho y una botella de miller en la mano el viejo poeta cascarrabias escribe las miserias de los otros con las imágenes borrosas de su propia niñez. Sabe que la muerte espera en los boletos rotos de la séptima carrera y le importa un carajo que en el piso de abajo duerma la carne joven de su última mujer o la avaricia voraz de una casera afile los cuchillos del próximo alquiler. En el aire flotan ángulos de wagner curvas de caderas el fantasma de jane y bukoswski los atrapa con anzuelos de teclas para pintar con ellos la resaca que siempre es una hoja de papel. Con un pájaro azul atrapado en el pecho y un puro entre los dedos el poeta de las noches con alma de navaja acuna la placenta de un poema que acaba de nacer. Suspira destapa la botella de su vida empina el codo y brinda como siempre por el milagro de la sed.
CANDIDATO A REO Me odio con eficacia de aduanero tres días por semana y casi siempre son días alternos. Otros tres días me compadezco por las mañanas me doy pena hacia las cuatro de la tarde y a eso de las siete cuando llegan las fiebres me perdono. Los domingos descanso como dios y creo que la semana que viene será por fin la esperada semana que merezco. Supongo que a vosotros os pasa más menos lo mismo pero vosotros nos sois yo tenéis vuestra propia antología de fracasos vuestra cuenta atrás para el despegue hacia abajo vuestros planes de pensiones vuestros planes en pensiones vuestros odontólogos vuestras macetas. No me creo mejor no puedo serlo. Pero no entiendo por qué cada vez que vuelvo a mi ciudad casi natal me escondéis la mirada me escondéis vuestras mujeres y vuestras hijas. Sólo soy el error que confirma la regla el defecto que justifica vuestras vacaciones en multipropiedad vuestros infartos programados a partir de los 45 vuestros coches familiares vuestras macetas. Y sin embargo en estos años me habéis robado más de un poema alguna novia que no dejaba huella y hasta el cariño sorprendido que alguna vez os tuve. Y me temo que creéis que pese a tantas precauciones vuestras mujeres vuestras hijas sueñan mojado conmigo que amenazo vuestros bonos del estado vuestras cromadas barbacoas vuestras macetas. En todo caso compañeros que os den con vuestros hígados intactos vuestros bíceps de gimnasio vuestras macetas. Cansado de entenderos sin ser nunca entendido más que como candidato a reo confieso que cada vez que puedo meo en vuestras macetas Mea culpa (dos puntos) soy el responsable de que siempre se os sequen los helechos.
CAMBALACHE XXI Hombres oscuros cruzan un mar de hule en barcas de papel buscando a ciegas la costa de un sueño que los niega. Los pobres juegan a la bolsa contando las monedas y los banqueros cenan cada jueves con dios y sus gerentes. Se prohíbe terminantemente fumar a los dibujos animados y los científicos se dedican a decidir si plutón es o no un planeta. La gente llora vía satélite en cada aniversario de las torres gemelas pero apenas suspira ante los videos de millones de africanos igualados por el hambre. Un puto cura septuagenario que teóricamente lleva sin follar más de 50 años decide que el condón sigue siendo pecado y condena a miles de ingenuos. Las medicinas contra el sida siguen costando un huevo y encima hasta tenemos que darle gracias a bill gates por ahorrarse impuestos donando unos millones. La desunión soviética ahora exporta mafiosos y en algún rincón de lacandona marcos empieza a dudar y fuma en pipa mientras los poetas laureados se observan el ombligo esperando ver brotar una jodida orquídea y ponen a parir a saramago porque protestar ya no se lleva. El pelo te lo cortan desde dentro y la arena de parís bajo los adoquines se canjea por coca o sucedáneos. La esperanza de vida crece te cuenta el telediario pero se calla el decir que la esperanza de muerte sigue ganando por KO. Las tropas de paz llevan las mismas armas automáticas que las tropas de guerra y los oprimidos de ayer ahora que son fuertes oprimen por si acaso. Un ecologista entusiasmado sacude las rastas mientras intenta convencerme de que la revolución del nuevo siglo pasa por la preservación del escarabajo pelotero y algún cabrón serigrafía sin pudor la cara del che en unos calzoncillos con relleno. El agujero de la capa de ozono me mira como el ojo de un dios tocapelotas y ni siquiera puedo ahogarme en la bañera porque me acusarán de gastar agua en demasía. Hombres oscuros cruzan un mar de hule en barcas de papel buscando a ciegas la costa de un sueño que los niega. En algún lugar está naciendo el niño que hará saltar por los aires toda esta mierda.
LO QUE SOBRA Ahora que todo se ha quedado en nada me sobran los dedos que hasta hace poco se turnaban para buscarte resortes y cosquillas en la compleja maquinaria que ocultas entre las piernas Ahora que todo se ha quedado en nada mi boca sólo sirve para boquear besando al aire del cigarro o masticar alguno de tus platos favoritos como si te masticara Y no es lo mismo. Ahora que todo se ha quedado en nada mi sexo se convierte en un absurdo artilugio para mear llorando una molestia que me impide dormir de lado un polo de ceniza y fresa un tizón helado Ahora que todo se ha quedado en nada los poemas que escribo me suenan a declaración de la renta y en cada verso me defraudo y en cada verso te desgravo intento la venganza de un soneto pero siempre me rima con “afrenta” y todas las palabras se me deshacen entre los verbos Ahora que todo se ha quedado en nada mis ojos son tajos en la cara que froto contra la pantalla de la tele o en tu inolvidable sonrisa que se burla en cada foto. Ahora que todo se ha quedado en nada me sobra todo. O tal vez no. Creo que no. Seguro que no. No me sobran ni los dedos ni la boca ni los versos Ni los ojos ni la polla. Me sobras tú. Por eso me pido otra cerveza y espero ver entrar por esa puerta a la mujer que te borre para siempre esa jodida sonrisa de las fotos.
LAVAPIÉS, OTOÑO 06 Los vecinos sacan punta a sus miradas agudas padecen las ventanas de legañas y por la acera paso en dirección prohibida. Un gato masca ratones de hojalata un borracho sin nada que olvidar recuerda al pisar la calle y vuelve al bar. Desde la niebla hecha de vallas al sur de tirso llega un coche propulsado por el ruido y el conductor se ufana pobre iluso como si fuera él el que conduce. Una muchacha con ojos de ventana (sin legañas) imprime las baldosas de tacones y en las paredes el braille de carteles superpuestos me informa que otra vez llegaré tarde al único lugar en que me esperan. el gato ha dejado sus faenas y me mira con cara de tasador inmobiliario acelero el paso para dejarlo atrás creo que corro: hoy tengo el alma ligeramente arratonada.
VOLVER Siempre el cristal grueso presente desde Barajas a Ezeiza y viceversa (con perdón de Benedetti). Y me busco emociones impaciente mientras el resto de mundo y del pasaje -que es lo mismo- duerme duerme. Espero un pellizco de nostalgia ahora que vuelvo un temblor de viejos días archivados sombra de rostros y ciertas manos de mujer que sin nombre me tocan la memoria. Pero nada llega ahora que llego ni la alegría obligatoria del retorno ni el temblor de pies en tierra conocida ni la familia ni las calles ni los besos que me dejé de guardia en las esquinas. Esta es mi tierra me digo y no lo siento porque está escrito que mi patria es la distancia los aviones los olvidos. De modo que me dibujo el alborozo me impongo los abrazos y me paso un mes esperando sobresaltos. Al volver el cristal vuelve conmigo y trae escrito su destino de frontera. No he podido volver a los momentos no he podido volver a los recuerdos no he podido volver. Sólo he venido. Mi patria al fin lo asumo ha sido siempre este cristal y sus ausencias.
SOY UNA MIERDA DE POETA Soy una mierda de padre una mierda de marido apruebo raspando como amante y siempre cateo como amigo. y últimamente he sabido que también soy una mierda de poeta. Porque un nenúfar me sigue pareciendo un coño mustio más que una sutil alegoría de las murallas milenarias me interesan más los triunfos nocturnos que las brillantes derrotas a mediodía y de los héroes la duda y también de los malvados. Soy una mierda de poeta lo sé porque me niego a exprimir mis palabras como piedras o rocosas naranjas hasta extraerles un zumo tan volátil y exquisito que sólo puedan disfrutarlo un par de selectos paladares. y apenas me intereso por el sentido de la vida cuando padezco una bronquitis aguda o se irritan las ingles y sus queridos suburbios. Soy una mierda de poeta porque dejo sueltas por el patio a mis metáforas y luego se escapan o se mueren porque mi búsqueda del final del universo nunca llega más allá de tres baldosas y si la rima se arrima la dejo seguirme por un rato y después la espanto por si acaso. Soy una mierda de padre una mierda de marido apruebo raspando como amante y siempre cateo como amigo. y últimamente he comprendido que también soy una mierda de poeta. Pero si un día la poesía te pide ser bufanda y bandera de la gente lanza con hambre florete sin bolita de pretextos en la punta si quiere convertirse en un NO más grande que un tsunami y no sabes qué hacer llámame al móvil cabrón. Soy una mierda de poeta pero puede que tenga para darte un par de ideas.
PARTE DEL MAR No podría hablarte del mar amigo si no te cuento que de pequeño ya soñaba con tener rayos X en los ojos para verles las bragas a las muchachas. No podría escribir el poema que has pedido sin agregar que nací lejos del mar junto a un océano de trigo y que ahora nado como puedo por tejados descoloridos. O que una tarde en una playa de africa el mar me dijo que si me quedaba quieto en el trabajo la pareja y el destino alcanzaría la felicidad medida que nunca había pedido. No podría nombrar al mar sin sentir frío o confesar que de todos los gigantes naturales es el único que nunca me cantó una nana de suicidio. No sé que puedo contarte del mar amigo como no sea que cada noche que nado en él desnudo vuelvo a pensar que lo importante no es estar muerto o estar vivo sino aprender el pulso ajeno el rumbo de los ríos y por un instante al menos sentirte parte de la sangre del planeta.
ELLA Ella y yo peleamos bastante cuando bebemos demasiado aunque puede que sea todo lo contrario pero ocurre un par de veces por semana. No es fácil vivir con un tipejo que siempre está peleando con su sombra que casi no cotiza en las apuestas que ha olvidado sus mejores golpes y al que sólo de vez en cuando lo salva la campana. Ella es fiera cuando quiere y cuando quiere es fiera es el tipo de fiera que prefiero con esos ojos que podrían darte miedo si no esponjaran un alma de primera (por no hablar de sus piernas) arremete, desgarra, se defiende y todo lo comete con la furia de una brisa de esas que te despeinan para siempre. Cuando la conocí tuve el proyecto de dibujar con las constelaciones de sus pecas el mapa más celeste de la tierra. Y cada vez que lo intenté perdí la cuenta puede que por mi torpeza o por saber que el saber estrangula los misterios y suele dejarte con la boca seca. Está llena de duendes o de gremlins (nunca le des de beber después de medianoche) te derrota bebiendo boteliines y sabe apreciar un buen filete ella te puede asesinar con la mirada pero con un abrazo te cura de reproches. Las bestias llevan años esperando que me declare vencido mientras rasgan mis sueños con sus garras pero siguen sin vencer y sigo vivo un día más porque duermo aferrado agradecido a la grupa líquida y ardiente de mi leoparda. A veces es pequeña y no la ves a veces teme que los otros estuvieran en lo cierto que la vida gaste el recuerdo de sus muertos que los pasos le hayan borrado los caminos Ella se llama inés está rabiosamente viva y si te metes con ella tendrás que vértelas conmigo.
COSECHA 59 Nací el año en el que raymond chandler se voló los sesos por la muerte de cissy un amor con décadas de sueño compartido. Creo que por entonces el che ya bogaba al eco de guillén para que el sueño de una cuba contagiosa no se quedara en infección local que kerouac buscaba algo que a lo peor se había pasado de largo en tanto viaje que miller añoraba entrepiernas remotas y perdidas entre folios y que el cabrón de hank había dejado de escribir por el momento. Creo que en áfrica se derramaban las independencias y en la américa latina la gente aprendía a no tener vergüenza de su ombligo. En francia los futuros estudiantes del 68 repetían las nanas que cantaban sus niñeras y boris vian se marchaba odiando a todo el mundo para seguir amando a su trompeta. Llevo 25 años o más con una pierna a cada orilla de un río que no existe demasiado joven para el flequillo de los beatles demasiado viejo para renunciar a la utopía. No pudimos ser beats ni pospodernos la generación X nos suena peli porno y las nuevas tendencias en el arte la política o la literatura nos saben a galletas viejas húmedas envueltas en papeles nuevos. y brillantes. No es fácil crecer sin un espacio propio una moda a la que subirse cuando toca y de la que tirarse en plena marcha cuando empieza a perder velocidad. Vinimos al mundo en un momento en el que todo y nada podía cambiar. y se nos fue esa vida tratando de encajar Cosecha 59: nacidos para dudar.
PAÍS ROBADO, PAÍS BORRADO ( A la Argentina) En un lugar del Cono Sur de cuyo nombre y su dolor no he querido olvidarme en marzo del 76 los hijos de puta tomaron el poder. con tanques y delaciones con una lista de candidatos a desaparecer. Y los borraron a millares sin dejar rastro como para demostrar que ni la muerte podía existir si ellos no querían. Y si querían, la muerte desfilaba marcial por las avenidas Para que la gente, aterrada, aplaudiera. Yo tenía por entonces 16 años y estaba más interesado en colarme entre las piernas de las chicas de 18 en beberme la vida y sus licores en odiar sin ganas a mi padre sólo por ser un espejo- reloj que me adelantaba 30 años y una calvicie. En la tele no mostraban nada. En las radios no decían nada. En la calle, la gente ponía cara de nada. Pero sabías que cada vecino era un enemigo en potencia que si alguien desaparecía era mejor no preguntar que la constitución estaba apagada por tiempo indeterminado que los hijos de puta estaban ganando por goleada. Y también poco a poco te enterabas de que los jueves se agrietaba el poder a golpe de pañuelo blanco de viejas locas de mayo de madres circulares paridas por sus hijos borrados. Que el pasado no había sido otra serie de la tele que no lo habíamos soñado que seguía estando prohibido soñar hasta nueva orden. Y aprendías a odiar en secreto de apoco, gota a gota sin que nadie lo notara. Puestos a borrar habían logrado casi borrarnos la memoria. Y mientras tanto los hijos de puta cosechaban cabezas y riquezas botines de guerra ante enemigos fantamas y remotos mientras tanto borraban a la hermana gemela de una futura novia mía cinco años mayor pobre y dulce maría cristina extirpada de hermana por el pecado de repartir panfletos. Luisa, que enseñaba ballet en las chabolas que creía en el mismo dios que justificaba a los hijos de puta como si fuera un dios distinto que desapareció una tarde del 77 de los pasillos de la facultad de periodismo y la borraron creyendo que borraban a maría cristina y en cierto modo lo hicieron sólo que ella tardó diez años en desaparecer un poco cada día. Campos de concentración urbana Gritos de gol del 78 a doscientos metros de los centros de tortura aviones con vocación de submarino para sus pasajeros maniatados y dormidos los libros eran leña de una hoguera de ideas calcinadas y los cuellos dolían de tanto mirar siempre hacia otro lado. La tele seguía sin mostrar nada la radio seguía sin decir nada y en las calles la gente ponía cara de yo no hice nada de verdad, señor agente se lo juro oficial sólo éramos vecinos y ya me parecía que andaban en algo raro “Algo habrán hecho”. El odio te crecía recóndito incomunicado Sin habeas corpus posible, señoría Y los generales se iban turnando en el sillón de borrar memorias. Pero la economía se volvió insurgente subversiva se negaba a marchar al compás de sus tambores la balada de Wall street. Y las Malvinas dejaron de ser dos borrones en el mapa para convertirse en la mejor propaganda del gobierno hijo de puta. Y las plazas se llenaron de apoyos patrioteros de banderas bicolores sin hoces ni martillos mientras las madres circulares seguían cavando un surco de dolor y cada jueves alguien se sumaba a la faena de cavar con los pasos. En la tele y en la radio los hijos de puta seguían ganando mientras niños en zapatillas peleaban en las islas y otros hijos de puta revendían en las capitales los regalos que la gente mandaba para los héroes del Sur. A nacho lo estaquearon en la nieve por volar con una granada un almacén repleto de comida y rodeado por el hambre de los soldados niños que lo invadieron. Nunca supe qué le hicieron, pero al volver estaba roto y se voló las pelotas cuatro años después a la edad de 23. Un buen día la derrota de esa guerra de verdad fue la victoria de la gente callada y las teles empezaron a mostrarlo todo y la radio a contarlo todo y en la calle a la gente se le puso cara de esperanza. Y salimos a la calle y la tomamos y nos juramentamos que ni olvido ni perdón para los hijos de puta borradores y soñamos otra vez con una justicia sin balanza trucada y poco a poco nos quedamos solos. Acostumbrados a olvidar querían olvidar todo lo que no habían hecho en esos años olvidar a los muertos sin tumba ni nombre olvidar que habían llamado a las puertas de los cuarteles reclamando mano dura olvidar que no sólo los hijos de puta habían sido unos hijos de puta. Envejecidas, intactas, las locas de mayo seguían trabajando de conciencia para un país inconsciente. A veces creo, que si Videla y compañía no fueron colgados en las plazas públicas a lo mussolini, fue porque no había cuerdas suficientes para todos para millones para el país de hijos de puta en que nos habíamos convertido Cuando me preguntan si me vine por miedo respondo que no pero no es cierto me vine por miedo por terror a terminar volviéndome un hijo de puta más. Donde nací, al acto de irse se le llama borrarse. Yo me borré antes de que me borraran la memoria.
DOLCE FAR NIENTE El verano en que cumplí los 18 supe que debía dedicar mi vida a no hacer nada. Dejé de perseguir a las muchachas de mi barrio y de los barrios adyacentes abandoné mi promisoria carrera de ladrón de coches sin afán de lucro renuncié a idear el futuro como un ascensor sin botones postergué mi sueño de una revolución más sexual que comunista y me arropé con la sombra de un árbol a la orilla de mi río de deshielos para leer las memorias de neruda y otros libros vagamente prohibidos. A la hora de comer robaba unas manzanas o cocía un arroz con huellas de carne y tomate mientras alrededor el resto de viandantes asaba vacas lentamente a la sangre de las brasas. Y sólo algún amigo fiel lograba invadir mi sombra para planificar algún proyecto delirante como el de construir un coche con desechos y los motores de tres motos diferentes o dotar de propulsión a vela unas cuántas bicicletas para recorrer las cercanías. Yo asistía a todo aquello desde lejos y sin soltar mi libro por si acaso. Dejé de pelearme con mi viejo y de preocuparme por mi hermana mi único esfuerzo vital consistía en leer y en evitar que los demás que arrebataran la delicia de no hacer nada de nada. Las muchachas que antes perseguía y escapaban comenzaron a rondar mi árbol atraídas por mi ausencia. En ese verano me surgieron tres trabajos y no acepté ninguno se me ofrecieron seis muchachas y sólo rechacé a una que era hiperactiva. se me ofreció el suicidio me dio pereza y le pedí que volviera cualquier otro día. Creo que me bañe en el río un par de veces que no escribí ningún poema que dejé de robar cubos de basura por mi barrio para encenderlos en pira funeraria a las tres de la mañana y la gente que en primavera se quejaba de mi andar interminable en busca de problemas se preocupaba ahora por mi abulia. Imagino que todo lo bueno tiene su telón Y el mío tuvo un color tirando a verde oliva militar Cuando llegó el otoño me reclutaron para el servicio obligatorio me extirparon del árbol del río y de la sombra y si no me pegué un tiro en la mitad del aquél infierno fue por que supe recordar ese verano el tiempo en qué más cerca estuve de la gloria.
MI POÉTICA COTIDIANA Retumba el móvil a las diez de la mañana antes de que alcance a silenciarlo y me levanto empujando mi resaca. otra llamada oculta que no atiendo será el casero, reclamando los meses que le debo. Me ducho para quitarme la baba de un poema que me persigue en sueños me visto como puedo incendio la punta de un cigarro y salgo. Ella duerme todavía descansa como una diosa antes o después de parir seis universos. Creo que ayer borrachos nos odiamos por momentos esta mañana vuelvo a amarla sin remedio. Le tapo el pie que siempre escapa de la manta y que es el barrio dónde vive mi ternura. Bajo las escaleras perseguido por el peligro de un poema me hago un café más negro que el alma que no tengo enciendo el mac y me asomo a la novela. Los personajes esperan todavía que les escriba un sendero de palabras para llevarlo rumbo a un final digo de mi supuesto ingenio. Vuelve a sonar el móvil Lo silencio. Salgo a la calle errando entre pasillo eternos Estoy de suerte. Creo que el minotauro aún sigue durmiendo. Y bajo por Atocha sin cruzarme con artistas ni poetas. turistas guiris en los 20 desocupados para siempre ya a los 30 y las incombustibles putas de 60 que fatigan las columnas de las galerías esperando a los amantes de la carne o de la arqueología. En la cafetería las camareras me conocen y me convidan retazo de alegría o al menos no me culpas de sus penas mientras revuelvo mi café cargado con la cucharilla de un poema. Pero vuelve a sonar el móvil antes de que pueda silenciarlo el encanto cae roto y salgo. En el ciber de al lado haraganeo un rato por la red contesto algunos mails me asomo a los blogs de unos amigos y desde eso altos balcones de esperanza me vuelvo a preguntar: ¿me tiro o no me tiro? Regreso apresurado calle arriba Presiento que en breve Atocha va a llenarse de poetas. En la esquina las puta de 60 esperan más o menos lo mismo que los personajes de mi novela. Entro en casa vuelve a sonar el móvil lo silencio. y subo la escalera pisando en las babas de un poema. Ella sigue durmiendo con un pie fugitivo de la manta lo tapo antes lo beso brevemente Y el despertador de su mesilla Que siempre adelante diez minutos Me cuenta que ya es casi mediodía. Apago el móvil incendio otro cigarro entro en el baño me siento y entonces compañeros entonces comienza mi poesía.
SI MUERO ANTES DE TIEMPO Si muero antes de tiempo de mi tiempo -que será en domingo sólo para fastidiar a los amigos- que alguien se encargue de mi cuentas que el hígado lo donen a la ciencia y hagan con los poemas papiroflexia. Pero como me iré sin previo aviso o sin reconocer avisos previos ruego que alguien termine ciertos cuentos y busque un sobre con el final de mis novelas eternas inconclusas seguramente inéditas. Que le digan a mi padre que lo quiero y a mis hijos que mejor no pude hacerlo a Ella no le digan que estoy muerto sólo más distraído menos despierto. Y por favor suplico algún respeto para este domicilio de mi cuerpo no lo quiero enterrado ni a cubierto soy un pésimo abono estoy seguro y detesto los nichos-casillero. Tampoco creo en dioses y si muero antes de tiempo que no les den trabajo por mi alma que ni ellos existen ni yo tengo. Y ya que lo de irme en un polvo sería necrofilia a esas alturas que me quemen y polucionen otro poco el cielo al fin y al cabo sólo es humo y yo seré un esmog muy educado. Y las cenizas que siempre voy dejando serán entonces residuo y testimonio que las echen al océano y si estoy lejos -siempre lo digo y nadie me toma en serio- que desde un inodoro me despidan y tiren sin dudar de la cadena para llegar al mar me las arreglo. Me va a sobrar el tiempo.
MEMORIAS CIRCULARES DEL HOMBRE PEONZA Comencé a girar con dos años y medio a la hora de la siesta cuando metí el brazo hasta el hombro en el sexo-volcán de un hormiguero y no he dejado de girar desde esa siesta. En contra del sentido de las agujas del reloj un coriolis sin pasaporte ni hemisferios. Dicen que cuando giras todo el tiempo contra el tiempo se pierden los detalles y es sólo otra mentira es la estela del detalle lo que tienes espumas de un paisaje comisuras de labios que te llaman sin nombrarte un huracán de pestañas una mano que roza el movimiento y poco más. Porque el que gira mas que perderse los momentos los congela y en la próxima vuelta ya forman parte de su piel de madera. Rotación y traslación como la tierra y al igual que el planeta el hombre peonza no pregunta porque gira lo hace y gana tiempo mientras el tiempo se pierde en cada giro. No creas que el oficio de peonza es cosa fácil tiene sus riesgos sus leyes sus renuncias a veces quieres quedarte en un aroma y cuando vuelvas a pasar ya no será mismo perfume. Tenía razón el griego aquél que dijo que no vuelves a cruzar el mismo río sólo olvidó decir que el agua nunca cambia eres tú quién no vuelve a ser el mismo. Tampoco creas que tu eje se mantiene estable horadando la vida de los otros ser peonza es pasar estar a solas hablar con los espejos y no estar casi nunca de acuerdo con ellos. No se elige girar se gira y punto a los dos años y medio a los cuarenta o cuatro horas antes de palmarla sólo giras y vas en este viaje circular y necio que no empieza ni termina en punto cierto. Yo no decidí ser esta peonza humana sólo lo he sido recopilando fragmentos de miradas palabra que acaban siempre en on alguna lagrima que enseguida se despega la duda de lo que hubiera podido ser y no será y esta pregunta fija que me impulsa a pensar qué debo hacer ahora que empiezo a girar cada vez un poco más lenta men te.
ASÍ Siempre ha sido así así de complejo y brillante por momentos. Siempre a dos milímetros del tren que me convenía abordar el que veía partir desde el andén o más tarde intentaba correr delante de él. No sé cómo habrá sido para ti y tampoco me importa demasiado cada uno tiene su propio mapa pero el mío lo cambié hace mucho por una peonza con el eje torcido y un puñado de hojas secas y crujientes. Siempre ha sido así así de estéril y selvático al mismo tiempo. Siempre y desde muy temprano con el ingenuo cinismo de saber que el sueño que hoy montaba mañana me parecería un corcel de bronce o yeso. Siempre ha sido así así de tristemente eufórico y caliente. Siempre acostándome con las palabras en defensa propia malcriado por mis coartadas de papel poniéndoles los cuernos con la vida pero volviendo siempre a su cama conocida y sin pedir perdón. No sé cómo habrá sido para ti que escribes robándole horas a la noche o sueñas con tener tu propio castillo como la pava que se inventó lo de harry potter. Tampoco me importa demasiado cada uno lleva a la espalda su propia mochila maloliente y a la mía no le queda mucho espacio. Y es que siempre ha sido así así de llano y escarpado sin barandillas siempre escalando cuesta abajo dejando libre mi lugar precisamente meses antes de empezar a cosechar lo que había sembrado y sin fertilizar más que lo necesario. No sé cómo habrá sido para ti y tampoco me importa demasiado cada uno se cubre con su propia manta del olvido y como m dijo una noche borracho mi amigo gonzalo torrente malvido "tú escribes cabrón por que no te aguantas a ti mismo". No sé como habrá sido para ti y tampoco me importa demasiado yo sigo por aquí y siempre ha sido así duro pero feliz como un jodido salmón que necesita nadar contra corriente para sentirse vivo mientras pueda. Siempre ha sido así y no he aprendido otra manera ni me importa que exista la póliza de seguros contra el miedo a uno mismo. Que seas feliz si puedes. y mientras tanto si dices que quieres escribir escribe y no me toques los cojones.
BALANCE PROVISIONAL Tengo 2 pies que nunca han aprendido a seguir los pasos señalados 10 dedos que afortunadamente ya no mancillan las guitarras 1 foto borrosa en la que salgo con mochila, sombrero y desconcierto 44 sonetos que quemé una primavera del 92 6 novelas gloriosamente inéditas (un par de traidoras ya se han dejado editar) 2 hijos a los que no veo casi nunca 1 mujer hermosa dibujada de pecas rebeldes y de curvas 4 puntos cardinales y todos miran al Sur 5 amigos pacientes que no ya se enfadan porque nunca llamo 2 manos que me siguen gustando aunque siempre las maltrato 3 pañuelos negros para ejercer de pirata sin disimulos ninguna isla de la tortuga para ocultarme después del abordaje (aunque a veces la muchacha de las pecas y las curvas es la mejor isla que habitar con mis desiertos) 4 paredes alquiladas 2 meses de retraso en pagar el alquiler de las paredes alquiladas 6 planes infalibles para atracar un banco 4 cómplices que no fueron repartidos por el país Por lo menos 7 futuras viudas que no han de llorarme 3 que creo que sí me llorarán (durante al menos 7 minutos) 1 interés más humano que empresarial en un bar al que acuden los más deliciosos majaras de madrid 55 recetas de coctelería para solaz de mis buenos borrachos y borrachas 1 padre con el que me llevo de puta madre desde que 12.000 kilómetros de distancia nos acercan 1 madre que siempre ha estado cerca 20 poemas de amor desesperantes 1 canción de amor que siempre vuelvo a escribir desde el principio 35 canales en mi receptor de televisión digital terrestre que emiten la misma mierda pedestre que cuando sólo eran dos 1 ordenador portátil que después de tantos años me conoce y escribe hasta lo que no quiero decir 333.254 muertes cotidianas y otras resurrecciones sin intervención divina 1 pufo con la visa que todavía me estará buscando 4 patas cuando la luna llena me convierte en lobo 2 puños que no siempre golpean a tiempo 1 nudillo jodido por romper 1 puerta alquilada con 1 mujer que prefería tenerme a quererme y no me tuvo 1 hijo muerto que vivió 33 horas y se llamaba khalil como gibrán 1 perra huski que supo de mí más que cualquier persona un total de 556 vecinos en estos años que de día pensaban que era un chico ingenioso y por las noches sabían que era un hijo de puta borracho escandaloso el 44 % de un hígado 40 días y 40 noches de un diluvio de lágrimas 1 arca con motor fuera de borda 2 penas de cada especie 15 minutos de fama que todavía no he cobrado 23 impulsos de suicidio 1 intento sin éxito 70 balcones ninguna flor 4 miedos sin nombre 1 sexo que piensa por su cuenta algo así como 11.000 resacas 12 libros de cortázar ningún diccionario 47 años y 1 miedo terrible. Suma y sigue.
TAREAS DE INVIERNO asar un pollo hecho de nieve lentamente y sin abusar del condimento tocarte la punta de los pies con la lengua (tus pies y mi lengua) acumular ideas niqueladas que alejen a la muerte una semana más vivir del aire del aire en vaso largo en botellín del aire frío dormir temiendo que alguien me enrolle al recoger el decorado y me abandone en un almacén lleno de sueños de tela y papel despertar lleno de fuerza algunas veces algunas pocas veces odiar o amar a prójimos estúpidos discutir lo banal mientras el pollo hecho de nieve se asa lentamente tengo tanta hambre de vida que me como la mía a dentelladas y sin descongelar lo suficiente.
INSTRUCCIONES PARA LLEGAR A VIEJO EN EL SIGLO XXI Toma distancia. no preguntes demasiado sólo obedece y de cuándo en cuándo de ser posible en un partido de fútbol o en la intimidad amurallada de tu casa dale una hostia a tu vecino a tu mujer a tu hijo o a tu gato. y ten cuidado con el gato porque araña. Toma distancia En el trabajo protesta sólo un poco y a la hora de las tortas cuando todo puede convertirse en un infierno recuerda que tu puesto es lo que importa y que siempre puedes dar parte de enfermo. Toma distancia En el amor ya sabes, no te juegues por algo que puede acabar cuando menos te lo esperes. ofrece siempre la mitad de la mitad de lo que esperas y ten a mano un cuerpo de recambio sin que importe demasiado que lo quieras. Toma distancia depílate el criterio plastifícate el alma asegúrate la piel contra terceros te han dicho en la tele que no fumes y que el aroma a muerto que despides se cubre por completo con el último perfume de chanel. Toma distancia asiste a los desastres por la tele vota por internet folla por SMS quiere de lejos odia contrareembolso olvida al portador recuerda por correo certificado y con aviso de retorno. Toma distancia para estar a salvo de los otros de nosotros y sobre todo no pierdas la calma cuando se agoten las pilas de tu mando a distancia.
SI DIOS ME PIDE UN BLOODY MARY Si una noche cualquiera una noche de lunes por ejemplo dios entra en el bar en que trabajo y me pide un bloody mary tendríamos un problema. Sé por qué lo digo; soñé con ello la semana pasada un lunes por la noche. Y dios era bajito y tenía caspa en las solapas del traje gris marengo y una pinta entre abuelete bonachón y ligón inmemorial a lo Sean Connery. De inmediato supe que era Él al fin y al cabo llevaba casi 40 años sabiendo que no existe. Es lo que tienen los sueños de lunes una vez estuve a punto de alcanzar angelina jolie que corría desnuda y con tacones y no corría demasiado. —Nunca la alcanzarás —me dijo dios en mi sueño— yo tampoco pude. Y brindamos por eso su bloody mary y mi novena botellas de mahou. Lo malo fue cuando se pasó al dry martini y se bebió media docena sin respirar a medida que yo los iba preparando. Y por primera vez empecé a sentir respeto por él: siempre me pasa con la gente que soporta bien la bebida. Entonces se cayó del taburete y marchó tambaleante al baño murmurando que, a partir de cierta edad, de los jodidos problemas de la próstata, no se salva ni dios. Al volver se quedó mirando con ojos de pescado a una rubia con ojos de pecado pero sacudió la cabeza murmurando que a las rubias como esa las carga el diablo. Así que seguimos bebiendo dry martini de a pares y hablando de los que hablan dos borrachos un lunes por la noche a ambos lados de una barra es decir batallitas filosofía barata historias de mujeres. Él me contó una cuantas penas de amor e insinuó algún problema sexual que aquí no repetiré por respetar el honorable código de silencio de los barman (aunque, entre nosotros, creo que la tiene pequeña y no lo lleva muy bien) Y los problemas empezaron cuando me dijo que no llevaba dinero encima y que si se lo apuntaba me pagaba la cuenta sin falta en la próxima ocasión en que bajara a la tierra. Le pregunté que cuándo sería eso y me dijo que en unos 2000 años semana más semana menos. Le dije que yo nunca suelo durar tanto en los trabajos y que invitaba la casa Pero ya saben como se ponen los borrachos y el viejo insistió en pagarme de algún modo y ofreció concederme lo que quisiera para saldar la cuenta —¿Lo que quiera? —pregunté —Lo que quieras —contestó, poniéndose un pelín apocalíptico Y me puse a pensar en acabar con el hambre en acabar con los cabrones que deciden en sillones de cuero natural en acabar con la televisión basura en acabar con mi propia pobreza sin miseria en nadar en piscinas repletas de billetes y mujeres en no haber nacido nunca en mis muertos que fueron y serán en devolverles la vida en fulminar a media docena de hijos de puta que conozco, Pensé en todo eso mientras el viejo seguía bebiendo su martini súper seco y sonreía —¿Ya sabes lo que quieres? —preguntó— ¿Lo sabes con certeza? Asentí y salí de la barra y lo agarré del fondillo de los pantalones y lo eché a la calle —Lo que quiero es que te vayas y no vuelvas a joderme la vida —le dije. Y desperté en mi cama, oliendo a martini súper seco. Por eso digo que si una noche cualquiera una noche de lunes por ejemplo dios entra en el bar en que trabajo y me pide un bloody mary tendríamos un problema. Aunque bien pensado no creo ni que dios exista ni que le guste este barrio ni este bar ni, por supuesto yo. Y más que el bloody mary yo que le pega es la cerveza sin alcohol.
EL CULO MÁS BONITO DE TODA LA CIUDAD (Casi una canción) Ella creía que yo era un hippy de novela el mejor artesano un maestro del zen y yo sólo vendía collares en la plaza si no tenía trabajo qué más podía hacer. Tenía dieciséis años de niña bien complejo proletario pret-a- porter un padre ejecutivo de petrolera que empezó desde abajo como peón cada brazo del tipo eran tres míos me hizo seguir dos días y se olvidó Yo tenía más o menos veintitrés y todo el tiempo del mundo para perder un divorcio reciente pero sin red tres negocios infalibles y fallidos viajaría hasta guayana con un amigo en un gran coche fúnebre que era de él Me trajo una manzana y cigarrillos me trajo a las amigas para comprar y se quedó hasta tarde puliendo anillos mis amigos rondaban para espiar tenía todo ese pelo mucha energía y el culo más bonito de toda la ciudad. Ella quería que yo fuera un asceta una mezcla de ghandi y el shidartha de hesse y yo sólo quería meterme entre sus piernas dejar hablar la sangre y empezar otra vez. Afortunadamente ella quería también. Ella creía que yo era un guerrillero por los libros de trotsky y los discursos grabados de fidel yo sólo tenía una dispersa ideología herencia de mi abuelo y aquél poster del che Ella tenía pensado hasta el menor detalle y yo la complacía era su personaje demasiado cansado para pensar se quitaba la ropa y volvía a empezar tenÍa fuego dentro y el culo más bonito de toda la ciudad. Ella quería que fuera un hombre sano deje de emborracharme me hice vegetariano defendí mi tabaco y en eso no insistió decía que mi pobreza era una decisión ella experimentaba en mÍ sus teorías y yo volqué en su cuerpo todas mis fantasías. Quería que fuera un universitario por pura cobardía yo era un genio negado y retomé los libros y me busqué un trabajo por miedo a no tenerla desnuda boca abajo y cambié de provincia y entré en la facultad por el culo más bonito de toda la ciudad. Ella quería que fuéramos una pareja abierta una prueba viviente del amor más moderno y yo sólo quería meterme entre sus piernas dejar hablar la sangre que hablara un poco menos. Y desgraciadamente ella tenía celos. Ella acabó casándose con un amigo al que aún le debo mi libertad yo no era el personaje que ella creía y para estar seguro firmé como testigo. Y al salir del juzgado salió de mi vida el culo más bonito de toda la ciudad.
Cadáveres exquisitos Voy con mis muertos a cuestas mis muertos cómplices famosos que saltaron desde libros de la infancia fiebres adolescentes insomnios sin dinero ni tabaco o maduros entusiasmos envidiosos. A esos muertos les canto. Canto a los que parieron maravillas en mesas de bares y despachos en trenes estaciones calabozos (alguna mansión que también los hay con suerte) románticos violadores de cuartillas. Esos no han muerto tanto. Fueron dioses descreídos y sin planos vanidosos farsantes imprudentes neuróticos viciosos tartamudos llenos de voces que eran vidas prestadas y por puro descuido me prestaron. Con esos muertos canto. Escritores que atormentan mis intentos con la impunidad insolente de sus logros la imperfección inmejorable de sus textos el privilegio al fin de saberse protegidos y escoger el final de su argumento. De esos muertos me espanto. Cómo igualar de chandler la porfía de cirrótico borracho sin temblores ebrio de soledad harto de hollywood sin cissy ya para qué quiero la vida suicidado en la jolla mientras yo nacía. Cómo copiar de cortázar el delirio de clase media alta afrancesada capaz de cronopiarse en la distancia llevar en parís las voces del país que compartimos y tocarles el culo a las palabras. Cómo igualar de borges la ironía que lo hizo viejo antes de los veinte que lo hizo sabio y niño a los sesenta y lo volvió buen palpador de secretarias (no sólo las palabras tienen culo). Cómo beber de bukowski la dulzura oculta entre brutales cucarachas poética entre sabanas pringosas auténtica en peleas tugurios y borrachas y seguir siendo un gigantesco caradura. Cómo tener de neruda la soberbia de jardiel la mínima estatura de reed la rebelde incoherencia el complejo que llevó a hemingway tan lejos de boris vian que me dejen la locura No me olvido de lorca ni de verne vonnegut dos passos o soriano hammet bernard shaw o conan doyle manuel scorza bertold bretch quevedo haroldo conti (siguen las firmas y la deuda crece). A esos muertos les canto. Espléndidos difuntos contagiosos viajeros en baldosas y bañeras acechados por facturas y dragones que ya se sabe resultan mucho menos peligrosos. y nunca te embargan las princesas. En el lugar que estén -será una imprenta- desaparecidos para seguir estando se reirán de sus viudas de papel de los críticos que los redescubren cada diez años y de los lectores que a cuestas los llevamos. A esos muertos les canto. De esos muertos me espanto. Esos no han muerto tanto.
FOTO BORROSA CON MOCHILA Digamos que soy yo y lo sigo siendo que la edad es materia de la mente y evocar el verbo que me queda. Digamos que la piel es aún la misma menos elástica en las partes que interesan que el pelo ya no se lleva así de largo y la alopecia es una parte de mi herencia. Digamos que la foto que me asalta cuando revuelvo papeles y carpetas tiene el valor de guardarme ese recuerdo y la malicia de señalar lo que me falta. Pero es mi foto. Pero soy yo perdido en una seca carretera con la mochila al hombro y ese sombrero negro que olvidé en cualquier naufragio. Llevo sandalias y un vaquero remendado la misma barba- al menos algo queda- el mismo desconcierto entusiasmado dos tallas menos. No recuerdo quién me sacó la foto junto a un letrero indicador hoy ilegible me niego a interrogar a la memoria sobre aquella que mis dedos olvidaron. Pero me intriga el embrujo borroneado y la certeza de saber adónde iba hace diez años o más mochila al hombro camino por delante: Voy todavía.
HORAS DE VUELO Empecé a preocuparme seriamente por la muerte la semana en que empezó a salirme pelo en los cojones. Me refiero a pelo de verdad y no la pelusa adolescente de hasta entonces. Con mis amigos hablábamos todas las noches de la muerte y yo pensaba con razón que donde hay pelo si vives lo suficiente acaban por brotar las canas como las flores blancas de la muerte. Luego caí en la cuenta de que era del todo imposible que yo llegara vivo a los 50 y dejé preocuparme por las canas. Quedaba el otro miedo el miedo enorme a una enfermedad incurable con su lento desguace y su reloj de arena. Y un domingo a las seis de la mañana nadando entre cerveza les dije a mis amigos que si algún día me detectaban una muerte lenta alquilaría una avioneta la elevaría hasta romper las nubes y la dejaría caer contra el hotel sol del comahue en el que se daba cita la aristocracia local de mi pequeña y patagónica ciudad y buena parte de las niñas rubias ricas que no me hacían ni puto caso. Mis amigos festejaron la ocurrencia hasta que comprendieron que estaba hablando en serio y dejaron de hablar de la muerte para empezar a hablar de gabriela una morena que venía a ser lo mismo. Simulé olvidarme del asunto pero durante años me revisaba atentamente los cojones y antes de cumplir los veinte me reconcilié con mi viejo para que me pagara un curso de pilotar avionetas. El instructor era un tipo bajito y amable que acumulaba una montaña de trofeos y algo así como 6000 horas de vuelo en su carné pero a pesar de ese historial como no había hecho la carrera militar el único puesto al que podía aspirar era el de azafato en una línea comercial. En lugar de eso cruzó el país para enseñarnos a volar en un pequeño aeroclub de mi pequeña ciudad. Vivía en el mismo hangar en que dormían los aviones y yo llegaba casi al alba con pasteles y hacíamos café antes de ponernos a limpiar la pipper de metal madera y tela del año 39. Él siempre hablaba del cercano día en que su mujer y su pequeña hija llegarían para vivir con él en una pequeña y bonita casa con jardín. Y algunas veces hasta yo me lo creía. Pero sólo algunas veces. Cuando empezamos a volar de verdad la primera vez apunté con el morro de la pipper al perfil altivo del hotel sol del comahue y me sentí mucho mejor. Cuando bajamos me dijo el instructor que yo servía para aquello pero si no quería seguir la carrera militar lo que tenía que hacer era acumular horas de vuelo. Acabaron las clases y solía verlo en alguno de los bares en los que yo acumulaba horas de vuelo y una noche borracho confesó que su pequeña mujer lo había abandonado. Luego no lo vi más y supe que se marchó de la ciudad. Después, mi vida fue resbalando cuesta arriba había tanto que hacer: una revolución que parecía posible tres o cuatro amores imposibles los cuentos los poemas las novelas. Ocurre más o menos así: La vida te va viviendo y tú la bebes y en ese trago se agotan las botellas. Un día aterricé en este país en el que la gente reía con el mismo acento que mi abuelo y me sentí uno más y empecé a saltar como una ficha de parchís de ciudad en ciudad acumulando horas de vuelo. Supongo que no puedo quejarme los poemas y los cuentos siguen ocurriendo el amor también ocurre todavía las novelas esperan su momento de la revolución mejor no hablemos me temo que hablamos demasiado y no hicimos casi nada. Hace unos años adquirí la higiénica costumbre de afeitarme periódicamente los cojones pero como soy un descuidado lo olvido durante meses y luego me toca hacerlo sin mirar tiene su mérito. Levo cinco años soportando unas molestias en la tripa que calmo tomando cada día unas pastillas que un médico piadoso me recetó para usas dos semanas como máximo. Y siempre me las apaño para dejar pasar el turno de esos análisis urgentes que mi doctora me ordena cuando la asusto y la seguridad me concede para seis meses después. Lo malo es que hace poco desperté con la certeza de que por estas fechas más o menos mi antiguo instructor de vuelo se habrá jubilado de azafato en una línea comercial y le habrán dedicado un pequeño y emotivo acto para regalarle un reloj bañado en oro antes de mandarlo para siempre a mirar el cielo con su pequeña mujer en su pequeña y bonita casa con jardín. También caí en la cuenta de que me faltan unos tres años para cumplir los cincuenta y entre las piernas siento un cansancio de cana. Así que pido mil perdones por interrumpir aquí este anteproyecto de poema: tengo que ir a revisarme los cojones y de paso averiguar a cuánto cuesta en estos tiempos el alquiler de una avioneta.
MILONGA DEL SOMBRERO NEGRO Llevo 20 años sin responder La pregunta del dilema Volver o no volver Volver adónde Volver a qué Si todavía albergo en la nariz sin olfato el aire de eucalipto en diagonal de ciertos otoños de neuquen y en el dedo medio de la mano izquierda me sigue quemando el asombro feliz de la entrepierna de una muchaha inolvidable que creo se llamaba mabel. Volver adonde Volver a qué Si aqúel sombrero negro de imposible vaquero que me arrebató el viento el verano del 86 no ha dejado de volar con sus alas de cuero entre puerto madryn y esquel. Y el nene de mofletes colorados que escapaba de un perro negro en una bicicleta de mujer sueña algunas noches cuando tiene miedo con el perro aquel. Volver adonde Volver a que Si en cordoba hay un empedrado con las huellas de mi cara y las viejas que vivían a la vuelta del estadio de Talleres siguen hablando de las noches en que una novia loca me perseguía desnudo hasta la calle para dejarme entrar una hora después. Si floté en la nada de las aguas de las termas de rio hondo a los trece y a las dos de la mañana y no quise dejar de flotar desde esas vez Volver adonde Volver a qué Si cuando me enfado digo jilipollas pero cuando me enculo se me escapa un pelotudo que rescata todos los acentos olvidados en la pe. y tengo las mismas ganas de ir al baño que aquél dia que llegué a barajas y corrí a tirar de la cadena para v er si lo de corilis era cierto o solo otra mentira de la cia. Volver adonde Volver a qué Si en ceuta sembré un hijo africano con ojos de cometa y en melilla una hija con alas en los pies y no supe ni pude quedarme a verlos crecer Si he nadado en tres mares si en madrid he dormido si soñé en marrakesh y todos los vientos me sonaban al viento silbador que me enseñó a escribirme los poemas mientras volvía andando a casa del colegio por haberme gastado en cerveza o cigarrillos la plata para el colectivo. Soy el que siempre está de paso soy el que nunca ha venido soy ese hombre espaldas tan ocupado en irse siempre que nunca tiene tiempo de volver Volver adónde Volver a cuándo. Volver a qué
OFICIO Y BENEFICIO He sido un mal comerciante a pesar de mis ancestros fui vendedor de sábanas a domicilio en discretas casas de putas había sábanas doradas con palomas y crepúsculos sábanas azules con olas y gaviotas sábanas verdes con selva y loros y un tigre oculto en el follaje y las putas compraban y compraban y alguna exigía que estuvieran probadas (no fueron tantas) y mis jefes se asombraban del volumen de mis ventas. También fui vendedor de novelas baratas de enciclopedias falsificadas de desinfecciones contra las cucarachas con un líquido famoso americano que era agua coloreada y nada más pero yo tocaba el timbre con mi mejor corbata la dueña de casa decía que le recordaba a su hijo y yo vendía el servicio para que mis compañeros disfrazados de astronautas bañaran las cucarachas de líquido famoso y coloreado. Fui peón de albañil un mal peón (tampoco he servido para jefe) fui camarero en bares poco recomendables y hoteles de lujo cinco estrellas con las mismas cucarachas de inquilinas jugando al póker en los azulejos de la cocina. Fui disc jockey bebedor irresponsable otra vez un pésimo comerciante (perdón papá) y librero siempre regalando libros pizzero reinventando variedades locutor con tos tabaco negro guionista de la tele redactor publicitario peón de almacén un mal peón (tampoco he servido para jefe) Fui vendedor de discos detestables y de los otros jefe de vendedores de discos detestables gerente de una cadena de casas de discos detestables y otra vez desempleado. Fui operario aturdido en una fábrica más o menos clandestina de envases de plástico transparente y había que ser malabarista para recogerlos cuando la máquina los escupía y tener cuidado con la guillotina y respirar partículas de plástico flotante y comer plástico minúsculo y frotarte con cuidado en la ducha para no cortarte con cristales de plástico. Tuve un quiosco de prensa y lo perdí tuve otro y no recuerdo lo que hice tuve una revista de protesta y ni siquiera me la clausuraron fui periodista y nadie me compró (lo peor es que ni el precio preguntaron) artesano de collares y pendientes hechos a mano tapices pulseras y carteras hechos a mano llaveros bolsos y colgantes hechos a mano y me salieron ampollas en las manos. Fui carpintero aprendiz de corte oblicuo y ayudé a un tipo a encontrar dos de los tres dedos que la sierra le rebanó en un descuido. Fui encargado de noche en un hotel de fracasados y pasaba las horas en el charco de una lámpara escribiendo poemas estudiando y fabricando collares y pulseras que las putas hacían comprar a sus clientes y me devolvían al salir con más ojeras para volver a comprarlas otra vez. (ahora que lo pienso he conocido más personas decentes entre putas y travestis que entre personas “decentes”) Fui mantenido por mujeres muy poco tiempo no llegué a ser un chulo ( ya he dicho que no sirvo para jefe) y me bebí la existencias de una boite de la que fui por unos días el gerente (está visto que no sirvo para jefe). Se me mezclan en el orden los oficios algunos fueron antes y otros son todavía los hay tan breves que no ocupan el recuerdo lavaplatos escritor sin firma soldado a la fuerza taxista por tres días y cuatro multas -repartidor de folletos no lo cuento porque los dejé en la papelera- ladrón de gallinas con talento el mío no el de las aves que eran bobas y caían ante el ingenio de mi método. Fui avisador de falsas redadas policiales en un bar en el que jugaban por dinero y vendedor de condones robados que no usados (hasta yo tenía mis principios) y de rifas a mi propio beneficio era el más necesitado. También fui casi socio de un casi suegro que se detuvo a tiempo (en realidad lo hizo su hija que se fue con un teniente) y nos ahorró a los dos -su padre y yo- un matrimonio y un mal negocio que sería para el teniente (no se detuvo a tiempo). Me asombra porque siempre he sido un vago cada vez que paso lista a mis trabajos y al comenzar esta noche el requisito de un currículum que nadie leerá (todo está decidido de antemano) no pude resistirme a la verdad más que variada de mi vida laboral hasta la fecha mañana más sensato lo intentaré de nuevo con datos académicos fechas certificados y las mentiras de rigor que son verdades a medias bien escritas. Pero omitiré por pura cobardía al definir mi perfil de gran promesa la única verdad incuestionable: que nunca he servido para jefe.
LA PEQUEÑA MUERTE Algún francés de mal follar dijo una vez que el sexo era la pequeña muerte. Y me temo que hablaba de su sexo. Porque la pequeña muerte acecha en lo pequeño en el número de teléfono que nunca marcas aunque debas en las frases que no sueltas nunca a tiempo en el telediario de las tres de la tarde en las noticias de las nueve en la reseca estepa de los sueños que más temes. La pequeña muerte da mordiscos a tu amor con sus diente de sibila se desayuna tus ganas de bautizar las mañanas se nutre de tus fracasos a mediodía y por la noche te acuna con sus brazos de autocompasión podrida. La pequeña muerte como un pequeño perro feroz y faldero una piraña solitaria en tu pecera un miedo enano que nunca te decides a pisar ciertos olvidos que te inventas para poder recordar sin consecuencias. La pequeña muerte sabe que cuando callas tus palabras se cocinan en su sopa de saliva sentencias hervidas o al vapor condimentadas con la sal que ya no sudas y crece sin contar las calorías. Esa muerte de bolsillo esa pequeña y mala puta con los ojos pintados de ironía se pone sus mejores bragas medias tentadoras zapatos nuevos y taconea siempre a dos metros de ti para que puedas escuchar sus pasos que te acusan y perdonan. Está en la cola del súper no paga el viaje en el metro se cuela en todos los autobuses y se conoce de memoria el horario de los trenes de cercanías. Sabe todo lo que pierdes lo que te aterra conquistar lo que bosteza cuando quisieras gritar y no te atreves. La pequeña muerte cotidiana avanzadilla de la muerte grande muestra gratis de la nada que habita en tu cama en tu cocina en el atasco de las horas punta en esas vacaciones que no alcanzan en la mirada feroz de las vecinas en los ojos de los otros de todos los otros en la tela de araña de tus propias pupilas Esa pequeña muerte que nos asesina poco a poco día a día y que no puedes matar cuando la buscas esa pequeña muerte predadora de migas ese inocente canario que nunca desafina esa muertecita de mierda esa alimaña: esa enjaulada mascota que se llama rutina.
PERSONAJES Soy un ladrón de cuerpos lo confieso y temo que ni siquiera un buen ladrón de guante blanco o navaja precisa. Digamos ladronzuelo de momentos cambiarles el nombre vestirlos con palabras o recuerdos y sentirme dios por un momento poniéndoles un charco en el camino. Les tengo miedo doméstico y cercano pero miedo porque los personajes que me tienen se me parecen en rencores y perezas son vengativos sin mancharse la conciencia y cuando matan no tienen pesadillas. Entonces si una noche se pusieran de acuerdo para cobrarme afrentas y fracasos amores negados torpezas impuestas si una noche decía decidieran pasarme la factura a tanta deuda me apuñalarían de adjetivos me castrarían los verbos me envenenarían de diálogos insólitos me torturarían con el filo de una esdrújula o peor aún mucho peor me escribirían a su antojo y semejanza. A partir de hoy seré un buen dios para mis personajes nunca se sabe.
A UNA MUJER QUE FUMA Nunca he podido querer a una mujer que no fumara. Son tonterías lo sé que soy un tonto atado a la películas que vi cuando era niño cuando era algo que vivía esas imágenes a 24 emociones por segundo. Pero lo mío con el humo y las mujeres que lo expulsan y lo beben es más que la mitología irregular de una butaca y es que nunca he podido querer a una mujer que no fumara. Hay algo distinguido algo animal algo que desafía la propia y femenina nicotina en una bella mujer que fuma espere o no al hombre de su vida al golpe de su vida al desengaño de su vida. Y por supuesto no haría falta matizar que nada tiene que ver esta fascinación con la fálica pintura de una mujer y un puro -seamos maduros aunque seamos hombres- porque la imaginación es humo y la sensibilidad la brasa y al otro extremo ella eleva la barbilla y traga el humo y el pelo se desliza hacia atrás y entorna ojos que siempre guardan el mejor-peor de los secretos. Y el humo sabe por efímero y constante que en el momento en que ella le da vida le da muerte y todo después será este deshacerse en arabescos que nadie sabrá leer a ciencia cierta porque con una bella mujer que fuma cualquier ciencia es incierta. Quedan teólogos de lo supuesto femenino que niegan al fumar delicadezas ¿quién la pide? hablamos de mujeres y no de porcelanas hablamos de corrientes de corrientes en contra de dedos como dagas como alas como alivios cuando sostienen el frágil cigarrillo y lo convierten en algo más que un cigarrillo en algo menos que una breve alegoría. Y sin embargo cuando te veo fumar y no me miras repito siempre la sensación de que soy yo eso que fumas. Y me hago humo en un momento humo feliz de andar girando en remolinos de conocerte dentro y sin pensar jamás en ceniceros.
POEMA FINAL Voy a dejar de escribir poemas para siempre porque los de amor me abochornan y provocan los de corte social me suenan a vergüenza propia y los autobiográficos se parecen a esas películas americanas en las que el protagonista no es del todo malo aprende algo y luego muere. Voy a dejar de escribir poemas para siempre de nada sirve ir desnudando las palabras si los navegantes del nilo en la barca de una hache decían la verdad y escriba yo o no escriba la opinión pública seguirá teniendo una ele de más. Voy a dejar de escribir poemas para siempre porque al hacerlo no me crece el alma ni la polla y la inmortalidad al fin lo he descubierto te la conceden si te toca cuando llevas medio siglo muerto. Voy a dejar de escribir poemas para siempre porque me temo que si como dice gloria gil empezamos a ganar los perdedores en caso de seguir ganando seamos tan hijos de puta como los viejos ganadores. Voy a dejar de escribir poemas para siempre No quiero convertirme en el pelmazo que apunta su salero adónde escuece y le propone a le gente que pegue cabezazos cuando él aún no ha recibido aún los que merece. Voy a dejar de escribir poemas para siempre porque ya no me apasiona ningún tema es una decisión indeclinable que he tomado el martes por la tarde cinco minutos antes de empezar a escribir este poema.

POST SCRIPTUM


Los poemas de Carlos

Por  

Sara Rosenberg

               Antes de decirlo, debo decirlo. En honor a la amistad y al placer que me da leer sus poemas, debo decirlo sin ninguna 
vergüenza, porque con él se aprende algo muy importante, yo diría que esencial, que es un modo especial de reírse para perder la 
vergüenza. 
               Y por eso lo digo ahora, al comienzo, porque también lo diré al final, y lo digo sin vergüenza: siempre quise saber que 
había debajo de su pañuelo negro, y nunca me atreví  a preguntárselo. Ni hice siquiera un amago –podría haber inventado un 
accidente cuando un paquete de cigarrillos se cae de la mesa por ejemplo, o cuando hay un día de viento de meseta- por quitárselo. 
               Pero al leerlo, y al darme cuenta de todo lo que hay debajo, he desistido. Quiero que siga muchos años más en el secreto 
y con el tesoro del pirata escondido debajo del pañuelo, dejándonos de vez en cuando la puerta entornada para entrar a través de su 
poesía. Además, mi curiosidad ha caducado, ahora que la cercanía con sus poemas ha vuelto transparente lo que creía que ocultaba 
-y aunque cambie de colores los pañuelos y se ponga uno rojo o uno verde o amarillo- ya sé que su estación será siempre la del negro 
indestructible. Y si algún día se quitara el pañuelo- que sería como abrir la caja de Pandora- aléjate, que han de empezar todavía más 
fuertes, los truenos.  
               “Te he pedido amablemente que te mueras”, me dice al comienzo del libro. Y quizás sea el poema más autobiográfico de la 
larga autobiografía que es la poesía de Carlos. Pero este poema especialmente, es un poema donde se define, y por supuesto, se 
quita el pañuelo. Cuidado. “Imitación correcta de un tipo incorrecto”, nos dice, y anuncia la serie de interrogantes con la ternura más 
oculta, como la semilla que celosamente guarda el fruto cuando está a punto de ser otro. Y si la guarda así, y si así la protege supongo 
y se que es porque con lo que todavía le queda de carne está increpando al mundo –o ala tierra- que le ha negado un lugar para el 
nacimiento. Tanto, como para que haya que inventarlo. Inmenso trabajo. ¿Por qué? ¿Por qué no encuentro ese lugar?, parece 
preguntarnos mientras seguimos caminando sobre nuestras propias sombras que no hablan. 
               En “Estaciones”, la imprecación se vuelve bendición, en el sentido religioso de la celebración compartida, y es la fiesta de 
la vida. Carlos se cansa de gritar y canta. Como los poetas más arcaicos. Es un alto en el camino del desvalimiento, y de la bronca 
de ser tan desvalido como tierno, y de la coraza que nos pesa “Sentir nostalgia de lo que aún no has conocido/ es una maravilla”, para 
tentar otra vez al destino y convocar a la vida en medio de tanta muerte próxima. También, aunque más sombrío, es elegíaco el 
“Nocturno de Buk”. Su bienamado Buk. El elegido. Y como en todo poema de amor, hay eternidad- o preguntas sobre ella- de la buena, 
la imposible, por eso “brinda, como siempre, por el milagro de la sed”. 
               Y entonces, “Sólo soy el error/ que confirma la regla”, continúa en el poema siguiente “Candidato a reo”, y reclama otra vez 
el lugar negado, para que brote cristalina como el agua la ira capaz de mover montañas. Quizás, en su caso, la poesía es el arma 
cargada de presente, -o eso entiendo que me dice-, quizás sólo la ira pueda mover las pesadas piedras del horror de cada día. Para 
que sepa que la ira también es amorosa. Que el amor reclama impetuoso la pérdida del límite, clama contra tanta estupidez, -nada 
que ver con el amor romántico- y es certero, y cierto en él: el amor es una feroz convocatoria a otro mundo, a otra vida, no inaugurada 
todavía. Como si el amor fuera el viaje del “yo” hacia un nosotros por ahora imposible. 
               Por eso, porque no habrá nosotros en este mundo, Carlos se declara culpable de la muerte de sus helechos. Podría 
decomponer infinitamente la palabra “helecho”, encontrar el juego fonético, pero esa es tarea del que lee y no del que ha leído y ya 
tiene el poema de sombrero, con los helechos prendidos debajo de la cinta que lo adornan.  
               El hecho es que la “La gente llora vía satélite/ en cada aniversario de las torres gemelas/ pero apenas suspira ante los 
videos de millones de africanos/igualados por el hambre”, y entonces es mejor mear sobre los hel-hechos. Gritar, quizás, otra vez. 
“Cambalache XXI”, es un espejo invertido con ritmo de telediario. Contundente. 
              El poeta blasfema contra esa boca careada capaz de devorar hasta “la cara del Che estampada en calzoncillos con relleno”, 
y al final, llega el conjuro del niño incapaz de soportarlo. Por la vida y por la poesía, nos dice Carlos, saltará eso que llaman mundo, 
en pedazos. 
	En “Lo que sobra”, un clásico y hermoso tango, volvemos al tema del amor. El amor perdido que mira con y por dolor hacia 
delante. Como si más allá del amor el horizonte posible fuera sólo otro gran amor. 
	Y entonces él, en un golpe de timón, nos lleva hacia el paisaje en “Lavapiés 06”, pero a un paisaje que es al mismo tiempo 
la mirada de aquel que jamás se desprenderá de su propio e intransferible desastre y que por eso clama -y reclama- “desde el alma 
ligeramente arratonada” del superviviente. 
	“Volver”, es un desafío al clásico de Gardel (O de Lepera), un dar vuelta en ese lugar que es también mío, -y al que algunos 
llaman exilio- , hacia un lugar al que nunca se vuelve porque es tiempo de infancia y no hay avión que valga, sino hermosas y terribles 
palabras: “Pero nada llega/ ahora que llego” y  “Porque está escrito que mi patria/es la distancia”. 
	Es hora de hacer cuentas. Balances imposibles.  Y estamos entrando a  “Soy una mierda de poeta”: “porque un nenúfar me 
sigue pareciendo un coño mustio”, que nos lleva hacia una radical toma de partido vital y literaria, para decirnos que sólo le interesa “de 
los héroes la duda/y también de los malvados”. Vindicación del NO y de la amistad, y nuevamente con su querido Buk, que es también 
un poeta del amor. Amor con mayúsculas si eso se puede decir así. Y que es el que nos entrega en “Parte del mar”, al escribir que “lo 
importante no es estar muerto o estar vivo/ sino aprender el pulso ajeno/ el rumbo de los ríos/ y por un instante al menos/ sentirte parte/ 
de la sangre del planeta”. O cuando ingresa en su propia alcoba sin abandonar nunca la tierra –o eso que llaman universo-, en el poema 
Ella: “Cuando la conocí tuve el proyecto/ de dibujar con las constelaciones de sus pecas/el mapa más celeste de la tierra”.      
               Entrar a “Cosecha 59”, no es confortable y es inevitable sentir lo que de himno generacional tiene. Puedo reconocernos “con 
una pierna en cada orilla de un río que no existe”, y en la reflexión que hace como viaje de vuelta -(que no de ida como en su novela)- 
con una única valija donde lo único que cabe es “que todo y nada podía cambiar”, nos dice Carlos, y afirma una vez más la duda como 
único puerto. “Cosecha del 59: nacidos para dudar”, cierra el poema. En “País Robado, País Borrado”, qué decir que no haya dicho 
sobre la palabra incandescente. O acaso eso sea la poesía. Un dolor de quemadura. Ni olvido ni perdón.
 
               En “Dloce far niente”, volvemos a caminar de su mano por los años de la adolescencia interrumpida. Y la historia, al volverse 
singular se calza otros zapatos, para ir hacia “Mi poética cotidiana”, donde un Carlos con pañuelo de pirata, nos quiere decir que es un 
adulto, y que inventa esas figuras que él llama personajes o a veces almohadas para dejar que vuele su cabeza y que el pañuelo sea la 
vela de un barco que no llegará nunca al puerto. Cómo no recordar a Vallejo, tan querido, al leer “Si muero antes de tiempo”. Pero al 
recordarlo, estamos entrando en otra forma de hacer poesía, es un viraje que se produce a la altura del vater, a través del que buscamos 
el mar. “Para llegar al mar me las arreglo/Me va a sobrar el tiempo”. Si yo fuera o fuese académica, debería decir algo así como que en 
“Memorias del hombre peonza” la poesía se vuelve un relato, es plenamente narrativa, que tiene ciertas pautas de la escuela surrealista 
o del letrismo. Pero, para mí, que no profeso en academias, el “Hombre peonza” es pura alquimia, forma transformada de habitar en la 
palabra, y a eso me refiero. Tiene la capacidad de ponerme a rotar cuando me dice “Y vas/ en este viaje circular y necio/que no empieza 
ni termina en punto cierto”.  Doble alquimia, por la música y la forma del poema, que termina casi detenido, deteniéndose: “Ahora que 
empiezo/ a girar/ cada vez/ un poco más/ lenta/ mente”.
               En “Así”, Carlos vuelve a hacer un pequeño homenaje a la poesía, y no debería decir pequeño sino escondido, porque a él no 
le gustan los homenajes  y esas cosas que los rondan, pero no puede ocultarlo del todo y entonces profiere: “Ni me importa que exista/ 
la póliza de seguros contra el miedo a uno mismo”. Acaso sea toda una declaración de principios. Si hubiera un principio, que es lo que 
parece. Y en ese caso lo hago mío. 
               Si además de ser incapaz de hacer análisis académicos, yo supiera al menos cantar, al “Balance provisional” lo cantaría por 
las esquinas de la ciudad para que todos fuéramos un poco más felices por habitar esta tierra. Y sobre todo, lo haría para aprender a 
detenernos y a escuchar. 
               Llego a “Tareas de invierno” y me divierto con sus palabras y  por las coincidencias, porque en cierta forma así lo percibí 
cuando me habló por primera vez con esa voz ronca de tabaco negro y aguardientes, -y que saca de algún lugar que me imagino más 
allá de la garganta o los pulmones-, para decir: “Tengo tanta hambre de vida/ que me como la vida a dentelladas/ y sin descongelar/ lo 
suficiente”. Y ese es el misterio del placer de que Carlos te interrumpa y hable siempre o casi siempre. Así. Urgente y con urgencia. 
Y que se contradiga y te diga de pronto que va a darte “Instrucciones para llegar viejo al siglo XXI”. Es un misterio además que una lo 
escuche, y coincida, y se alegre, y hasta se ría, que es lo mejor que puede suceder con un poema (reír y/o llorar):  “Toma 
distancia/para estar a salvo/ de los otros/ de nosotros.” 
	Entonces, dios viene a pedirle un Bloody Mary para que pueda escucharlo sin vergüenza una vez más, y sin cobrarle. La 
risa se hace río, y el sigue contando la historia de sus novias, y de “tres negocios infalibles y fallidos”, en “El culo más bonito de la 
ciudad” para comentar que “ella experimentaba en mí sus teorías/ y yo volqué en su cuerpo todas mis fantasías”. 
	Sin sosiego, va del dios que toma Martinis sin pagar a pesar de su próstata, y del culo perdido de esa novia de provincia, 
a la escritura, la constante, la de los “Cadáveres exquisitos”, y sin sosiego dice de ellos que “Con esos muertos canto” “De esos 
muertos me espanto” : Chandler, Cortazar, Borges, Bukowski, como no, Jardiel, Reed, Hemingway, Vian, Lorca, Verne, Vonnegut,
Dos Passos, Soriano, Hammet, Shaw, Conan Doyle, Scorza, Brecht, Quevedo, Conti.  “A esos muertos les canto”, y nosotros lo 
acompañamos y coincidimos, tenemos los mismos “Espléndidos difuntos contagiosos”, “Viajeros en baldosas y bañeras”. Y es por eso, 
nos dice Carlos, por la escritura, es que ellos “No han muerto tanto”.
	En “Foto borrosa con mochila” vuelve a preguntar por el tiempo y afirma una vez más sin inmutarse “voy todavía”.  Infatigable, 
se viste de pasajero y nos lleva a “Horas de vuelo”, un largo poema-cuento o cuento-poema, que nos recuerda que “La vida te va viviendo/ 
y tu la bebes/ y en ese trago se agotan las botellas”. Para hacer una inflexión, tomar aire, y decir “Y entre las piernas siento un cansancio 
de cana/ así que pido mil perdones/ por interrumpir aquí este anteproyecto de poema”. 
	Pero, no temas, es infatigable. O sea que retoma casi al final del libro el viejo tango, y ese verbo sin respuesta –volver- para 
cantar su Milonga del sombrero negro. Volver a dónde. Volver a qué. Quizás sólo por eso se esconde debajo de su pañuelo,   “Si he 
nadado en tres mares…Y todos los vientos me sonaban/al viento silbador/ que me enseñó  a escribirme los poemas…”.  
               Lo dicho, es infatigable, y analiza otra vez cómo es eso, cuál es el milagro de transgredir, y de inventarse, en el poema 
“Oficio y Beneficio”;  pone por sujeto a la historia, la nuestra, y hace que se ría desde lejos, de nosotros y con nosotros. 
	El libro va llegando al final sin perder el ritmo del Allegro. Discute la “Pequeña muerte” y la nombra rutina, para desafiarla. 
Y en “Personajes” confiesa cómo roba –o inventa-para poder seguir viviendo. Es aquí cuando el Allegro se torna fuga en el humo de 
“A una mujer que fuma”, que tan cotidiano y efímero, se desvanece: “Y me hago humo en un momento/ humo feliz de andar girando en 
remolinos/ de conocerte dentro/ y sin pensar jamás/ en ceniceros”.     
	Pero, -así es él de contundente-,  nos amenaza con un “Poema final”, amenaza con dejar de escribir mientras empieza otro 
botellín u otro Martini con dios, para reírse de él y de su paso. El humor es algo serio, y muy difícil. El gran buen humor, aquel que sobre 
todo, saber reírse de uno mismo con ternura. Y Carlos en eso es un maestro. Por eso, quizás no se quita el pañuelo y he llegado a 
sospechar que debajo hay otra boca que se está riendo ahora mismo, cerca de su frente. En el fondo, me digo, esa debe ser su única 
región púdica. Todas las otras, son un regalo a los demás, al triste y al perezoso, por igual, una convocatoria a dejarse estacionados y 
a reírse un poco de si mismos. Al final, no es más que una forma de celebrar el nosotros, y la risa compartida. 
	Y por eso, en el poema enumera todos los oficios que fue –fui- para decirnos que nunca ha servido para jefe. No podría serlo, 
los jefes actuales suelen ser serios en el peor de los sentidos, desconocen la risa y sobre todo, no podrían jamás reírse de si mismos, 
y tampoco, eso dicen los expertos, se conoce algún jefe capaz de escribir poesía. Sólo algún jefe indio y libertario lo hizo hace mucho 
tiempo, y como castigo recibió el encierro en una reserva de las llanuras que le quitaron a su tribu. Mientras tanto, Carlos escribe, y ríe 
en las llanuras de la ciudad y en las montañas de su barra en la que recalan viajeros sorprendidos para hablar del dios del Bloody Mari 
y como no, del amor, de la guerra, y de todas las inimaginables formas de continuar despiertos. Hermoso libro, gracias.

Sara Rosenberg, 15 de marzo, 2008.              


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