EL MINISTRO DION SUBRAYA EN EL PAÍS VASCO LOS FUNDAMENTOS
ÉTICOS DEL DICTAMEN DEL TRIBUNAL SUPREMO DE CANADÁ ACERCA DE LA SECESIÓN DE
QUEBEC Y LA LEY SOBRE LA CLARIDAD
BILBAO (ESPAÑA), el 25 de noviembre de 2003
– Tomando la palabra ante la Fundación para la Libertad, el Presidente del
Consejo Privado y Ministro de Asuntos Intergubernamentales de Canadá, el Excmo.
Sr. Stéphane Dion, subrayó los fundamentos éticos del dictamen emitido por el
Tribunal Supremo de Canadá acerca de la Remisión relativa a la secesión de
Quebec y la «Ley sobre la claridad» por la que se aplica.
El Ministro, no obstante, quiso empezar su alocución expresando la
solidaridad de todos los canadienses con las víctimas de la violencia política
que azota el País Vasco y condenó esos actos terroristas: «Nosotros, los
canadienses, que damos por asumido el derecho fundamental de expresar nuestras
opiniones políticas sin temer por nuestra vida, rendimos homenaje a su valor y
su determinación para construir una sociedad pacífica en esta parte de España
y de Europa».
Sin embargo, más que hablar de los nacionalismos violentos, el Ministro
abordó el nacionalismo pacífico y trató de responder a la pregunta siguiente:
¿cómo debe reaccionar una democracia ante una reivindicación secesionista
totalmente pacífica?
Es una pregunta para la cual debemos encontrar una respuesta,
independientemente de que deseemos la secesión o no, declaró el Ministro, y añadió
que él no la deseaba ni para Quebec ni para Canadá, y que la consideraría un
error terrible, si bien estaría dispuesto a aceptar la secesión en la medida
en que se llevara a cabo de conformidad con la democracia y las normas del
Estado de derecho.
El Sr. Dion afirmó comprender las razones por las que, a pesar de que el
dictamen del Tribunal Supremo de Canadá y la «Ley sobre la claridad» por la
que se aplica sólo tengan fuerza de ley en Canadá, estos dos textos jurídicos
son objeto de debate tanto en España como en otras democracias.
El Ministro aseguró asimismo que también comprendía las razones por las
que España, al igual que otras muchas democracias, se declara indivisible: «El
principio en el que se fundamenta esta indivisibilidad es fácil de comprender.
Es el mismo que evoca el artículo 2 de su Constitución: la solidaridad, la que
sirve de vínculo entre todos los ciudadanos y todas las regiones de un país».
No obstante, el Ministro sostuvo que es posible que en una democracia se
produzcan circunstancias que hagan de una secesión la menos mala de las
soluciones posibles: «la secesión no es un derecho en una democracia,
aunque sigue siendo una posibilidad que el Estado existente podría aceptar ante
una voluntad de separación claramente manifestada».
El Sr. Dion explicó que ésa es la posición adoptada por el Tribunal
Supremo de Canadá en su dictamen del 20 de agosto de 1998, en el que confirmó
que el gobierno de Quebec no tiene derecho a separarse de forma unilateral. El
Ministro resumió los principales elementos del dictamen del Tribunal: la
obligación de entablar esta negociación sobre la secesión sólo existiría si
hubiera un apoyo claro a la secesión, expresado por una mayoría clara y en
respuesta a una pregunta formulada con claridad; sin embargo, y aún en ese caso,
el gobierno de Quebec seguiría sin tener derecho a emprender la secesión de
forma unilateral, incluso en el supuesto de que las negociaciones fracasaran
desde su punto de vista. El Ministro citó al Tribunal: «En virtud de la
Constitución, la secesión exige la negociación de una modificación».
A continuación, el Ministro explicó que la «Ley sobre la claridad»,
aprobada el 29 de junio de 2000, prohíbe al gobierno de Canadá entablar una
negociación sobre la secesión de una provincia a menos que la Cámara de los
Comunes haya comprobado que la pregunta del referéndum aborda claramente la
cuestión de la secesión y que una mayoría clara se haya pronunciado a favor
de la misma. El Ministro opinó que ningún Estado democrático podría dejar de
cumplir sus responsabilidades con una parte de su población si no hubiera un
apoyo claro a la secesión.
La «Ley sobre la claridad», añadió el Ministro, precisa que la negociación
sobre la secesión debería llevarse a cabo en el marco constitucional
canadiense y debería estar impulsada por la búsqueda real de la justicia para
todos, lo que podría llevar a considerar la divisibilidad del territorio
quebequés con el mismo espíritu de apertura que llevó a aceptar la
divisibilidad del territorio canadiense.
El Ministró subrayó que, en el caso de Canadá, este ejercicio de
clarificación ha tenido un efecto benéfico para la unidad nacional ya que la
gran mayoría de los quebequeses desean seguir siendo canadienses y no quieren
romper los vínculos de lealtad que los unen a sus conciudadanos de las otras
regiones de Canadá. No desean que se les obligue a escoger entre su identidad
quebequesa y su identidad canadiense. Rechazan las definiciones exclusivas de
los términos «pueblo» o «nación», y desean pertenecer al mismo tiempo al
pueblo quebequés y al pueblo canadiense, en este mundo global en el que el cúmulo
de identidades constituirá más que nunca una ventaja para abrirse a los demás,
concluyó el Sr. Dion.
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